(Foto: Dreamstime/Oleksii Spesyvtsev)
¡Sí, es posible! Acabo de ver un vídeo sobre este tipo de bicicleta innovadora y, para mi asombro, ¡funciona! Y, por supuesto, nadie podría dudar del hecho de que sigue siendo una bicicleta sobre dos ruedas. Sigue todas las reglas de la física y la ingeniería mecánica. Si alguien ha logrado hacer esto con una bicicleta, ¿qué tal si intentamos "remodelar" nuestra forma de pensar sobre el futuro de la propia vida consagrada?
En una columna anterior mencioné cómo la variedad de formas y expresiones que ha ido adoptando la vida consagrada a través de la historia de la Iglesia son similares a las que han ido evolucionando en otras religiones a lo largo de milenios; las influencias recíprocas son inevitables, ya que el mundo se ha ido haciendo cada vez más pequeño, convirtiéndose gradualmente en una aldea global. Este fenómeno antropológico y sociológico me obliga a cuestionarme si continúa habiendo algo notable en la aportación del cristianismo a la vida consagrada, preservando al mismo tiempo su cualidad evangelizadora.
La vida consagrada en nuestra fe puede remontarse a la Iglesia primitiva, cuando hombres y mujeres se sentían cautivados por Cristo y sentían el llamado a seguir sus pasos a través de vidas de oración y dedicación al servicio de la misión de la Iglesia. En resumen evolucionó de la orden de vírgenes y la orden de viudas en las diócesis hasta la vida eremítica y los monasterios en los desiertos, seguidos de institutos religiosos apostólicos y seculares.
En la mayoría de las religiones parece existir un patrón de cambio que va desde formas individuales de ascetismo integradas en la vida familiar hasta la separación del mundo mediante la vida en desiertos o bosques, seguida de comunidades monásticas y, de nuevo, formas individuales en asociaciones y movimientos libres dentro del mundo. Solo el Espíritu Santo sabe qué formas creativas podría adoptar en el futuro
Cronológicamente, las primeras formas de monasticismo surgieron tal vez en el budismo y el jainismo, y siguen existiendo en la actualidad. El jainismo concede una inmensa importancia a la no violencia. En todas las religiones se hace hincapié en algún tipo de renuncia (que suele implicar el celibato o la abstinencia), la sencillez y la austeridad.
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Los monjes y monjas hacen votos y dedican mucho tiempo a la meditación, el estudio de las escrituras y el servicio a los demás. Buscan crecer en paz interior a través del desapego, y madurar con un corazón compasivo, siguiendo las enseñanzas de sus fundadores.
Dado que en el hinduismo no existe una dicotomía entre las llamadas realidades seculares y sagradas, su vida ascética llamada Sannyasa no está tan extendida. Solían abrazarla personas o parejas en la etapa final de la vida, tras cumplir con sus obligaciones y deberes para con sus familias. Los estudios bíblicos revelan que el judaísmo tenía el voto de nazareato, que era temporal o permanente. Los esenios florecieron en tiempos de Jesús. En el Islam, se encuentra entre los místicos sufíes. Los maestros espirituales o fundadores de estas religiones en Oriente eran conocidos por su búsqueda de la Verdad, la liberación o la iluminación.
Curiosamente, la noción de "liberación" difiere en estas religiones y se traduce en "salvación" en el pensamiento cristiano. Alejándose de las interpretaciones puramente espirituales, las teologías de la vida consagrada se entrecruzan con los complejos desarrollos sociológicos y políticos de todo el mundo, y "presuponen" que el misticismo y el profetismo han de ir de la mano. Por eso los monjes y monjas contemporáneos de diversas religiones tienden a ser los portavoces de los pobres, oprimidos y marginados de la sociedad.
Lamentablemente, algunos se están involucrando en el fundamentalismo religioso mezclado con la política, lo que favorece a los sectores privilegiados de la sociedad. Les motiva la búsqueda de riqueza, poder y popularidad; algo peligroso, incluso en el cristianismo. Otro riesgo es que se institucionalice hasta el punto de perder su carácter evangelizador.
Los institutos religiosos cristianos tienen sus propios carismas y dones del Espíritu Santo. Sus fundadores se sintieron inspirados al interpretar los signos de los tiempos. Un rasgo común que se encuentra en la vida ascética de las principales religiones del mundo es la búsqueda de la perfección, haciendo un hincapié especial en el celibato, la sencillez y la obediencia a un maestro/guía espiritual o líder de un monasterio, quien exige una estricta observancia de la Regla. Muchos de ellos viven como mendicantes.
En la mayoría de las religiones, el alma se entiende como femenina en relación con Dios, y existen tradiciones de matrimonio con la deidad o de búsqueda de la unión con la Realidad Última. Hoy en día, existen paralelismos entre los estilos de vida de la Orden de las vírgenes en el cristianismo y de los Brahmakumaris en el hinduismo. Del mismo modo, algunos monjes y monjas jainistas imitan las estructuras de los institutos religiosos contemporáneos del cristianismo. ¿Qué nos depara el futuro?
Quizá la vida consagrada del futuro dé más importancia a la búsqueda de la Verdad, la liberación y la iluminación, como se ve en otras religiones de Oriente. Pero el cristianismo ya los encuentra en Jesucristo. Entonces, ¿tomaría la forma de comunidades digitales en el mundo globalizado? ¿O se centraría en la ecoespiritualidad? Sean cuales sean las formas y expresiones que adopte, tendrá que hacer frente a los retos de este mundo que está cambiando rápidamente al adaptarse... ¡como la innovadora bicicleta con ruedas cuadradas!
Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 15 de agosto de 2023.