
Miriam Marston, virgen consagrada de la arquidiócesis de Portland en Oregón, Estados Unidos, es consagrada en 2020 por el arzobispo Alexander Sample. (Foto: cortesía Miriam Marston)
La vocación de la virginidad consagrada, formalmente conocida como virginidad consagrada vivida en el mundo, es a la vez una vocación antigua y relativamente nueva. La consagración de una virgen es uno de los sacramentales más antiguos de la Iglesia católica, pero se hizo menos común con el auge de las comunidades religiosas; y se convirtió en una forma de vida, o vocación, renovada con la revisión del rito el 31 de mayo de 1970.
Judith Stegman, presidenta de la Asociación de Vírgenes Consagradas de Estados Unidos (USACV, por sus siglas en ingles), explicó que la vocación es similar al servicio como religiosa, en el sentido de que ambas son vocaciones de mujeres que eligen permanecer célibes para seguir a Cristo más de cerca.
Algunas de las diferencias entre las vocaciones son que las vírgenes consagradas deben ser vírgenes, mientras que la mayoría de las órdenes religiosas acogen a viudas, por ejemplo. Las vocaciones también difieren en el modo en que las mujeres viven su vida consagrada. Las religiosas viven en comunidad y siguen la regla de vida de su orden religiosa, a la luz del carisma del fundador o fundadora. Las vírgenes consagradas viven solas y sirven de acuerdo con sus dones y talentos particulares, bajo la guía del obispo diocesano.
Stegman señaló que el número de vírgenes consagradas ha aumentado considerablemente con los años. Era casi desconocido cuando el rito se abrió de nuevo, por primera vez en 1970. La asociación, formada inicialmente en 1996, realizó un seguimiento de 10 consagraciones en Estados Unidos (EE. UU.) antes de 1980. Aumentaron a 16 consagraciones en los años 80, 56 en los 90, 110 de 2000 a 2009, 85 de 2010 a 2019 y 62 desde 2020.

Judith Stegman, presidenta de la Asociación de Vírgenes Consagradas de Estados Unidos, en esta foto sin fecha. (Foto: cortesía de Judith Stegman)
"El mayor aumento se produjo después de un encuentro de vírgenes consagradas en Roma en 1995 con el papa Juan Pablo II, cuando las vírgenes consagradas de Estados Unidos se conocieron por primera vez y decidieron empezar a asociarse", dijo. "La inspiración es para todas un profundo amor personal por Jesucristo y el sentido de que él está invitando a la mujer a una relación esponsalicia con él", agregó.
Stegman dijo que buscó la vocación después de leer testimonios personales de mujeres consagradas. Describían cómo amaban a la Iglesia como esposa de Cristo y deseaban entregarse totalmente a Jesús y seguirle adonde Él les llevara, pero no dentro de la estructura de la vida religiosa.
"Esto encontró eco en mí y pedí en mi diócesis ser consagrada en 1993. Fui a Roma en 1995 para el primer encuentro internacional de vírgenes consagradas y estuve en ese primer grupo de vírgenes estadounidenses que se conocieron allí", indicó.
Stegman, contable de formación, se ofreció voluntaria para ser la tesorera de la asociación cuando sus miembros empezaron a reunirse informalmente, y luego empezó a colaborar en la redacción de sus documentos organizativos. Trabajó en estrecha colaboración con la primera presidenta de la Asociación de Vírgenes Consagradas de Estados Unidos Loretta Matulich, de la arquidiócesis de Portland (Oregón), y fue elegida presidenta al finalizar el mandato de Matulich. Stegman y la organización tienen su sede en Miami, Florida.
A la pregunta de qué es lo que más le gusta de su trabajo en nombre de la asociación y de su vocación en general, Stegman respondió: "Lo que más me gusta es ver de primera mano la gran obra de Dios en la vida de las vírgenes consagradas, y sobre todo ser testigo de cómo cada una de nosotras madura en su relación con Jesucristo como esposo y en su ofrecimiento como esposo a un mundo tan necesitado de su amor".

Miriam Marston, virgen consagrada de la arquidiócesis de Portland en Oregón, es consagrada en 2020 por el arzobispo Alexander Sample. (Foto: cortesía de Miriam Marston)
Vocación significa apertura a la llamada de Dios
Miriam Marston, virgen consagrada de la arquidiócesis de Portland, en Oregón, dice que experimentó la llamada en 2007, cuando sintió curiosidad debido a que una amiga suya se preparaba para consagrarse.
"Recuerdo que me habló de su propio camino y de la noción de la virginidad consagrada, y algo cambió en mi corazón y lo sentí como una vuelta a casa en el sentido espiritual", dijo, y añadió que había considerado entrar con las Hijas de San Pablo antes de aprender más sobre la vida de una virgen consagrada que vive en el mundo.
El proceso de su formación duró varios años, mientras estudiaba los documentos de la Iglesia para comprender mejor la llamada a la santidad de todo cristiano y la vocación a la vida consagrada.
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"Existe la idea errónea de que esta es una vida en la que se dice 'no al matrimonio, a los hijos y al sexo', pero en realidad significa estar abierta a hacer todo lo que el Señor me pida", afirma y agrega: "Es la vida a la que Dios me llama, así que nunca hubo una lista de pros y contras. Era solo la pregunta de dónde voy a vivir la máxima expresión de mi amor por Dios, y cómo estoy respondiendo a este Dios que me ama tan profundamente".
Marston, que fue consagrada en 2020, dijo que muchas mujeres se convierten en vírgenes consagradas más tarde en la vida porque la preparación para la vocación implica vivir de acuerdo con el estilo de vida durante varios años para mostrar independencia, estabilidad, permanencia y vivir bien en el mundo. Aunque las vírgenes consagradas tienen la opción de vivir en su propia comunidad, muchas prefieren vivir solas o con miembros de su familia.
"Vivo enfrente de mi propia familia, así que tengo lo mejor de los dos mundos. Vivo una vida consagrada independiente muy cerca de mi familia, pero también vivo en la comunidad", dijo, y señaló que su trabajo como directora de formación en la fe en la parroquia de San Antonio en Tigard, Oregón, complementa aún más su vocación.
"Yo diría que lo que más me gusta es presentar a la gente la posibilidad de que una relación con Jesús es real y verdaderamente posible, y que ser cristiano no es tener una relación con una idea abstracta, sino con una persona real", dijo Marston. "Esto es algo de lo que puedo dar un testimonio gozoso porque toda mi vocación es tener esa relación con la persona de Jesús. Espero que mi testimonio gozoso de cómo puede ser una relación con Dios pueda inspirar a otras a buscar una relación con Dios en su propia vida", indicó.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 12 de marzo de 2025.