Las Hermanas de San José celebran su 150 aniversario en Ramala, Cisjordania, en marzo. (Foto: cortesía del Patriarcado Latino de Jerusalén)
De niña, la hermana Mary Subhi Yousef tenía dos sueños. Uno era ser enfermera y el otro convertirse en hermana. Fue su amor por Jesucristo y su deseo de servir lo que la llevó a cumplir ambos, pues creía que esos dos papeles eran la forma más idónea para estar más cerca de Dios.
Servir a su fe en Tierra Santa, cuna del cristianismo, ha hecho que la pasión de su vida sea cada vez más gratificante.
Hay unos 50 000 cristianos palestinos en los territorios palestinos ocupados y unos 1300 cristianos en Gaza, según un Informe sobre libertad religiosa internacional: Israel, Cisjordania y Gaza del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sin embargo, es probable que la reciente invasión israelí de Gaza haya modificado estas cifras. El ataque aéreo y terrestre de Israel contra Gaza ha causado la muerte de más de 15 800 palestinos, entre ellos 6000 niños, según cifras del Ministerio de Sanidad palestino en Cisjordania.
Los cristianos representaban el 10 % de la población palestina en 1948, pero su éxodo ha sido constante a medida que aumentaba la ocupación israelí. El clero cristiano y los fieles que se han quedado han denunciado un aumento de los actos de violencia, acoso e incluso el ser escupidos por extremistas israelíes, así como vandalismo y profanación de propiedades eclesiásticas, como informó en marzo The Times of Israel. Se trata de incidentes que se han venido produciendo mucho antes de la más reciente escalada entre Israel, los palestinos y Hamás.
Para Yousef, su profunda devoción a Dios, sus fuertes raíces palestinas y su amor por su comunidad han sido la luz que la ha guiado. Yousef nació en Jerusalén, donde estudió y se graduó en el colegio femenino St. Joseph. Se licenció en Enfermería en el Colegio Árabe de Profesión Médica, situado en la ciudad cisjordana de Ramala, al norte de Jerusalén.
Cuando terminó sus estudios de Enfermería, dijo que el sueño de convertirse en hermana seguía creciendo en su interior, así que decidió empezar a trabajar.
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"La hermana superiora del Hospital San José de Jerusalén me llamó para trabajar", cuenta Yousef. "No la conocía, pero en aquel momento creí que era una señal de Dios", apuntó.
El Hospital de San José, fundado en 1954 por las Hermanas de San José de la Aparición, es un hospital general sin ánimo de lucro y el único hospital católico de Jerusalén Este. El hospital atiende a Jerusalén Este, Cisjordania y la Franja de Gaza.
Yousef trabajó un año en la unidad de cuidados intensivos y luego tomó la decisión de ingresar en las Hermanas de San José de la Aparición y se fue dos años a Roma para recibir formación religiosa. Tras dos años en el noviciado, regresó al hospital de San José.
Unos años más tarde, la llamaron a Nablús, en Cisjordania, y le contrataron en el Hospital de San Lucas, trabajando fuera de su convento y atendiendo principalmente a la población musulmana palestina.
Yousef calificó aquella experiencia de "increíble misión de servicio y de testimonio del amor de Jesucristo a la humanidad sin hablar una palabra de Jesús, solo dando".
Mientras trabajaba en el hospital, asistió a la Universidad Al-Quds de Palestina para obtener un máster en Gestión Sanitaria. Por aquel entonces, un médico de Ramala buscaba una enfermera que ayudara a convertir un programa de Enfermería de tres años en otro de cuatro en la Escuela Nacional de Estudios Médicos Ibn Sina, situada en Naplusa. Trabajó con el Ministerio de Sanidad palestino para dar clases allí y mejorar el plan de estudios de Enfermería de la escuela.
"(Estaba) enseñando a estudiantes musulmanes que nunca habían oído hablar del cristianismo y ahora están tratando con una hermana", dijo Yousef y agregó: "La gracia, los retos, no son fáciles, pero Dios como nos prometió, está con nosotros. Sí, cada vez siento más su presencia".
En 2010, Yousef se incorporó a la Facultad de Enfermería del campus que es filial de la Universidad de Belén situado en Emaús, donde Jesús se apareció a los discípulos. La Universidad de Belén, institución católica de enseñanza superior de tradición lasaliana, es la primera universidad registrada en Palestina y está abierta a estudiantes de todas las confesiones.
La Iglesia de la Sagrada Familia, la única iglesia católica de Ramala (Cisjordania), fue construida entre 1860 y 1870 por las Hermanas de San José y las Hermanas del Rosario. (Foto: cortesía Mary Yousef)
Emaús se llama hoy Qubeibeh, y es uno de los "ocho pueblos, separados de otras zonas debido al muro y a la intifada", explicó. Yousef se refiere al muro de separación que los israelíes construyeron tras la segunda intifada —o levantamiento— y que divide pueblos y comunidades palestinas. Los palestinos deben atravesar una compleja red de puestos de control impuestos por Israel para entrar en otras ciudades y pueblos.
En agosto de 2022, Yousef fue nombrada superiora de la comunidad de Hermanas de San José de Ramala. Las Hermanas de San José llevan sirviendo a la comunidad desde 1873. Este año han celebrado 150 años de presencia allí.
"Somos seis hermanas, dos jóvenes que estudian para ser hermanas, dos de mediana edad y dos mayores", dijo Yousef. "Hago todo lo posible por servirlas con amor y comprensión", agregó.
Yousef contó que las hermanas asisten a misa todos los días en la única iglesia católica de Ramala, la Iglesia de la Sagrada Familia, construida entre 1860 y 1870 por las Hermanas de San José y las Hermanas del Rosario.
GSR: ¿Puede describirnos un día de su vida? ¿Qué hace de la mañana a la noche?
Yousef: Me levanto a las 5 de la mañana y hago mi meditación personal. Salgo del convento a las 6 de la mañana.
A las 6:30 tengo misa en Emaús con los padres franciscanos. De 7:30 a 15:00, doy clases, hago trabajo administrativo de enfermería y atiendo a los alumnos.
A las 4 de la tarde, estoy en el convento con mis hermanas, viviendo y compartiendo la vida religiosa comunitaria.
¿Puede comentar la actual situación humanitaria en Gaza? ¿Qué está haciendo su Iglesia para ayudar a los afectados?
No hay palabras para describir lo que está ocurriendo en Gaza. En la Iglesia e incluso en nuestra vida comunitaria, estamos aumentando nuestro tiempo de oración ante el santísimo sacramento y rezando el rosario.
Recientemente, como hermanas de Ramala, participamos con la parroquia y las escuelas económicamente para ayudar a la gente de Gaza.
¿Cómo ha afectado esto a su vida cotidiana en los territorios ocupados?
Ahora, con lo que estamos viviendo, la enseñanza en línea me está obligando a estar delante de la pantalla del portátil o del ordenador. Ahora, debido a la difícil situación, todas las universidades de Palestina enseñan en línea.
Enseño [la carrera de] Enfermería, en la que la comunicación y la relación enfermera-paciente es un aspecto importante. No hay enseñanza presencial, para hacer juegos de rol o simulaciones en un laboratorio de enfermería, o mostrar las comunicaciones verbales y no verbales.
Como saben, en las universidades vienen muchos estudiantes de distintos lugares. Debido a la guerra en Gaza, todos los puestos de control para venir, por ejemplo, de Jerusalén a Belén, están cerrados. Cisjordania, de Nablus a Ramala está cerrado, de Toulkarm a Jenin, también. En otras palabras, ahora [todas las personas de] todas las ciudades o aldeas o campamentos de nuestro lugar, no podemos movernos.
Por ejemplo, desde septiembre hasta hoy no he podido visitar a Joseph, que es el marido de mi hermana. Por eso, nos visitamos por internet. Pero las escuelas, gracias a Dios, están abiertas porque vienen estudiantes de su zona.
Usted enseñó en el Ibn Sina College y actualmente lo hace en la Universidad de Belén. ¿Cómo se siente una hermana católica enseñando a estudiantes musulmanes?
Como hermana, y como enfermera que hice mi promesa de enfermería, les enseño con todo mi corazón, les quiero, trato con equidad. En [la carrera de] Enfermería servimos a todos.
¿Ha sido gratificante enseñar a estudiantes de Enfermería?
Teniendo en cuenta que mi misión es diferente como hermana, pero hoy, tras 25 años de enseñanza, veo a los graduados en los hospitales de Jerusalén y en el de Cisjordania atendiendo a cristianos, musulmanes e incluso judíos.
Doy gracias a Dios por la hermosa misión que tengo porque hoy puedo ver no solo el resultado, sino el impacto.
¿Qué se siente al servir a Dios como hermana en Tierra Santa?
Soy de Palestina; amo profundamente a mi país. Mi misión es dar testimonio del amor de Dios a mi entorno y servir en Tierra Santa. Cuando veo a mis graduados en cada hospital, me siento feliz e incluso orgullosa, porque es una forma de servir a Tierra Santa.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 5 de diciembre de 2023.