Todos necesitamos un botón de 'reiniciar'

(Foto: Unsplash/Jose Antonio Gallego Vázquez)

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Susan Rose Francois

NCR Contributor

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Traducido por Helga Leija

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¿Y si la vida viniera con un botón de 'reinicio' que pudieras pulsar cuando te derriban, y todo se arreglara? Imagina el botón de reinicio en la pista de bolos que  endereza los bolos que han sido derribados y lanzados unos contra otros, bloqueando la pista y deteniendo el juego. Con solo pulsar un botón, la rejilla desciende, elimina los bolos errados y las sustituye por otros nuevos, listos para mantenerse erguidos y enfrentarse a lo que venga.

En la vida, por supuesto, no hay un botón mágico de reinicio. Somos responsables de enderezar nuestros propios bolos metafóricos en esta cosa llamada vida, del mismo modo que intentamos no derribar  por accidente los bolos del vecino. "Me derriban", cantaba el vocalista de Chumbawamba en su canción de éxito pop de 1997 Tubthumping, cuya letra añadía: "Pero me vuelvo a levantar, nunca me vas a dejar caer". [Sí, esta canción se me ha quedado pegada en la cabeza mientras reflexionaba sobre esto. Si ahora también está en la tuya, pues que te sirva. De nada].

A pesar de nuestras preocupaciones, el sol saldrá por la mañana, y si tenemos la fortuna de  vivir otro día más, igual lo haremos. La vida continúa. Sin embargo, también hay un cansancio que no podemos negar que surge al escuchar las noticias de muerte y destrucción que abaten a  familias inocentes en pueblos lejanos, o la cruda realidad del racismo sistémico, o la angustia de la emergencia climática. A diario hay corazones destrozados por conflictos interpersonales que parecen, en ese momento, irremediables como Jeremías (20, 10) en la primera lectura para el viernes de la Quinta Semana de Cuaresma; alguien, en algún lugar, acaba de ser derribado por los rumores y las habladurías:

Oigo los susurros de muchos:

"¡Terror por todos lados!

¡Denunciemos! ¡Denunciémoslo!".

Todos los que fueron mis amigos

están atentos a cualquier paso en falso mío.

¿Quién no se ha sentido así en algún momento de su vida, ya sea en el patio de recreo o en la sala de juntas o incluso en el salón parroquial? Si somos sinceros, probablemente nosotros también hemos estado en el lado de las habladurías.

Sin duda desesperado, Jeremías busca en Dios su botón de reinicio...: "Pero el Señor está conmigo (Jeremías 20, 11)".

Sin embargo, hasta aquí me sirve esta analogía porque, aunque Jeremías encuentra su reinicio en Dios, también cuenta con la venganza de Dios contra los que le denuncian. Según mi experiencia, la venganza y la violencia no son respuestas especialmente adecuadas; tampoco son representativas de un Dios de paz y amor.

Cada vez estoy más convencida de que necesitamos hacer un reinicio colectivo en el amor de Dios. Necesitamos conocer, creer y descansar en el amor de Dios y después actuar conforme a él. Este es nuestro momento de crisis espiritual, y el reinicio es el antídoto. Tal vez sea así de sencillo.

Recientemente tuve la oportunidad de volver a ver una entrevista sobre justicia racial con el padre Bryan Massingale. "La gente no está dispuesta a hacer grandes sacrificios", dijo, "a menos que puedan ver su vida como parte de una narrativa religiosa y espiritual más amplia"; y añadió: "Creo que parte de nuestro problema es que no hemos alcanzado a comprender el hecho de que Dios nos ama inmensamente. Y cuando me quedo asombrado de la inmensidad del amor de Dios, algo más se hace presente, y es el deseo de asegurarme de que todos los seres humanos sean tratados como hijos amados de Dios". 

Nos derrumbamos y  derribamos a los demás, cuando no sabemos en lo más profundo de nuestro ser que Dios nos ama inmensamente a nosotros y a todos los demás.

El reinicio consiste en saber quiénes somos y de quiénes somos.

Hermanas de San José de la Paz en su capítulo de 2022. (Foto: cortesía Susan Francois)

Hermanas de San José de la Paz en su capítulo de 2022. (Foto: cortesía Susan Francois)

El mes pasado me reuní con otros miembros de mi comunidad religiosa, las Hermanas de San José de la Paz, para nuestro capítulo de congregación, definido en nuestra constitución como "el máximo órgano de decisión". En este evento celebramos nuestra unidad, renovamos nuestra vida y espíritu, reflexionamos juntos sobre la llamada del Evangelio y tomamos decisiones en fidelidad a nuestro carisma. Me parece significativo que, al discernir nuestra respuesta colectiva a los signos de los tiempos actuales, nuestra atención no se haya centrado tanto en 'lo que estamos llamados a hacer' o en 'cómo hacerlo', sino en 'lo que estamos llamados a ser' como personas de paz.

"Estos tiempos nuevos exigen una transformación del corazón: ser, pensar y actuar de forma diferente", escribimos en nuestra acta capitular, titulada Ser quienes decimos ser, en la que también reza: "Nuestras vidas espirituales requieren una profunda reevaluación y transformación; nuestras acciones exteriores deben plantar cara a los privilegios y al poder tanto en nosotros mismos como en la sociedad". Nuestra acta capitular nos compromete, en colaboración con otros, a:

  • Vivir intencionadamente la interculturalidad, el antirracismo y la inclusión.
  • Responder, sanar y hacerse presente ante las heridas y las relaciones rotas que hay entre nosotras y en toda la creación de Dios.
  • Resistir a toda forma de guerra y violencia.
  • Preparar un lugar en la mesa donde todos sean bienvenidos y todos los dones sean honrados.

Abrazamos estos impulsos del Espíritu para ser quienes decimos ser, con valor, humildad, esperanza y confianza. Apenas hemos empezado a develar estas palabras que nos llaman a vivir.

Durante los días de Cuaresma rezo pidiendo el coraje, la humildad, la esperanza y la confianza para creer en esta inmensa verdad del amor de Dios en lo más profundo de mi ser. Rezo para que tú también lo creas. Rezo para que vivamos esta realidad de un modo que solo Dios puede imaginar.

En sus marcas. Listos. Reiniciar.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 8 de abril de 2022. 

This story appears in the Lent feature series. View the full series.