Todos los santos, todos los fieles difuntos y 'todos los demás'

Unas personas sostienen velas sobre una tumba decorada con flores en un cementerio de Atzompa, México, a última hora del martes 31 de octubre de 2023. En una tradición que coincide con el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, y el Día de los Difuntos, el 2 de noviembre, las familias decoran las tumbas con flores y velas y pasan la noche en el cementerio, haciendo compañía a sus seres queridos fallecidos. (Foto: AP/María Alférez)

Unas personas sostienen velas sobre una tumba decorada con flores en un cementerio de Atzompa, México, a última hora del martes 31 de octubre de 2023. En una tradición que coincide con el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, y el Día de los Difuntos, el 2 de noviembre, las familias decoran las tumbas con flores y velas y pasan la noche en el cementerio, haciendo compañía a sus seres queridos fallecidos. (Foto: AP/María Alférez)

Jane Marie Bradish

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Traducido por Helga Leija

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Estaba limpiando el jardín, preparándome para el próximo invierno, cuando me encontré distraída por las fiestas que se acercan: Todos los Santos y los Fieles Difuntos. Cuando cosas así surgen en mi conciencia en momentos aleatorios, siempre traen consigo una lección.

Todos conocemos la Fiesta de Todos los Santos, una celebración de los santos oficialmente reconocidos en la tradición católica. Aunque no eran personas perfectas, cada uno de ellos tiene suficiente 'bondad' para servirnos de ejemplo de cómo vivir nuestras vidas. Francisco de Asís, uno de tantos.

Según los estándares de su época y los nuestros, Francisco vivió con problemas de salud mental. Ya sea realidad o leyenda, se cuenta que robó del negocio de su familia, se desnudó en público, se comunicaba con animales, se privaba de comida y descanso, entre otras cosas. Ninguno de esos comportamientos es propiamente 'santo y todos indican algo fuera de lo común en la mente humana.

Aun así, este santo es ampliamente respetado como pacificador, alguien que se acercaba a los marginados o a quienes eran considerados enemigos. Pasó de ser un soldado que buscaba conquistar el mundo a hacerse amigo del sultán, primero con la intención de convertirlo, pero finalmente en un esfuerzo por entender al 'otro'.

"El Día de los Fieles Difuntos es la fiesta en la que se nos da la oportunidad de recordar a esos 'santos personales' que han impactado nuestras vidas, aunque sean desconocidos para la mayoría": Hna. Jane Marie Bradish

Más allá de las estatuas con la imagen de Francisco y las aves, muchos en todo el mundo han escuchado hablar de Francisco de Asís y conocen algo de su historia. Una revisión rápida en las redes sociales muestra todo tipo de publicaciones sobre su festividad, incluso de personas no católicas o, por llamarlas de algún modo, no creyentes.

El Día de los Fieles Difuntos es la fiesta en la que se nos da la oportunidad de recordar a esos 'santos personales' que han impactado nuestras vidas, aunque sean desconocidos para la mayoría. A menudo, la gente recuerda a miembros de su familia, amigos y otras personas a quienes admiraban. Algunos pueden ser conocidos localmente, pero la mayoría son personas comunes, solo conocidas en su círculo cercano. Dado que la gran mayoría no conocemos a personas nombradas oficialmente santas, estos son nuestros lazos personales.

En mi caso, incluiría a mis padres y a algunos mentores de la comunidad en mi lista de 'santos personales'. Entre muchas otras cosas, mi padre me enseñó a usar herramientas y a cuidar el coche, y mi madre me enseñó a defenderme. Ambos me mostraron el valor de las relaciones equilibradas con la independencia. Mi hermana y yo siempre fuimos animadas a ser lo que quisiéramos.

Como los 'santos oficiales', mis 'santos personales' tampoco eran perfectos. Tenían defectos y cometieron errores, como todos, pero había cualidades en ellos con las que me identificaba, y por eso siguen siendo importantes en mi vida. Cada uno me ayudó a convertirme en quien soy hoy, con mis aciertos y mis errores.

Santos, están presentes. Almas, están presentes. Pero hay un tercer grupo con el que no sé qué hacer. Sabía que necesitaba explorar cómo recordar a aquellos con quienes no me llevé bien, o que me lastimaron, ya sea de manera directa o indirecta. ¿Qué hacer con ellos en este tiempo en el que recordamos?

Está ese compañero de trabajo de hace años que era simplemente desagradable con todos. El jefe tenía miedo de despedirlo por su antigüedad en el trabajo. Nos tocó compartir el mismo espacio por un tiempo. El abuso verbal era terrible, y me sentí aliviada cuando finalmente se fue. Su muerte, algunos años después, no me trajo tristeza, sino una especie de alivio (¡vaya!).

Luego está la examiga, de quien descubrí que había agredido sexualmente a alguien. Ella se 'salió con la suya' porque el delito ya había prescrito. Nuevamente, no sentí pena cuando falleció. Y hay otros más; seamos sinceros, todos tenemos 'a esas personas' en nuestras vidas.

Sé que juzgar a otros nunca es bueno. No conocemos las circunstancias de vida que llevaron a ciertas acciones que considero difíciles, ofensivas, hirientes, ilegales o, en algunos casos, inaceptables globalmente. Sé que aferrarse al dolor no es bueno ni útil. Aferrarse a cualquier cosa no permite que el crecimiento suceda. Sé que soy tan capaz como cualquier otra persona de ser 'esa persona' para alguien más.

Así que regreso a mi pregunta: ¿cómo los recuerdo? Mi primera respuesta es que no tengo que recordarlos. No soy lo suficientemente mayor como para haber crecido con la teología de rezar por las pobres almas olvidadas en el purgatorio. Cuando se trata de aquellos que no me agradan o que me lastimaron, mi directora espiritual me dice que 'esas personas' me están enseñando cosas… lecciones que no aprendería de otra manera. Soy honesta: cada vez que me dice eso, me da un poco de incomodidad. Y claro, las Escrituras nos recuerdan que debemos orar por quienes no elegiríamos hacerlo (Mt 5, 44).

Sé lo que se siente ser olvidada. Quizás ahí es donde puede empezar mi oración. Todos, incluso los más terribles, son o fueron amados por alguien. Sé que Todos los Santos, Todos los Fieles Difuntos y 'todos los demás' serán una aventura en la oración.