El papa Francisco preside la misa de clausura de la segunda sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el domingo 27 de octubre de 2024. (Foto: AP/Gregorio Borgia)
Una teóloga latinoamericana sostiene que el argumento de no dejar participar a mujeres en ciertos ministerios en la Iglesia, porque esto incrementa el clericalismo, es como afirmar que las mujeres no deben ser presidentas porque algunos presidentes son autoritarios.
"Lo que hay que pelear es para que se quite el clericalismo, transformar el clericalismo, no para que [las mujeres] no podamos acceder a los ministerios", dijo Consuelo Vélez, de la Asociación Colombiana de Teólogas y colaboradora de Global Sisters Report (GSR) en español.
Vélez, una reputada teóloga en América Latina, es miembro del comité teológico de la Conferencia Episcopal Colombiana. Ella estuvo en Roma durante la última parte del histórico Sínodo sobre la Sinodalidad, donde habló con GSR en español. El proceso sinodal, que comenzó en 2021 y terminó en octubre 2024, abordó la ampliación del número de participantes de miembros de la Iglesia, para caminar juntos y hacerlo de una manera menos clerical.
De todos modos, el clericalismo y sus productos adversos, dijo Vélez, se mostraron durante el Sínodo sobre la Sinodalidad en ceremonias y en el aula donde se llevó a cabo: por ejemplo, la mesa del papa estaba "un poquito más alta" que las otras y los títulos honoríficos, como 'eminencia' y 'excelencia', se usaban comúnmente para dirigirse a los obispos, poniendo distancia. desde la semántica, entre el pueblo y la jerarquía.
"Yo me pregunto eso, ¿por qué no sale de ellos [de los obispos] el decir: 'No me llamen así'?", cuestionó Vélez.
La teóloga laica Consuelo Vélez llama a transformar el clericalismo para construir una Iglesia más inclusiva, y resalta el aporte de América Latina al proceso sinodal impulsado por el papa Francisco.
Defensores de la ordenación de mujeres sostienen pancartas durante una protesta en Roma, frente al Vaticano, donde el papa Francisco celebra el Sínodo de los Obispos, el viernes 4 de octubre de 2024. (Foto: AP/Andrew Medichini)
Igualmente, ciertos temas como el rol de la mujer en ciertos ministerios y la participación de personas LGBTIQ+ no se admitieron dentro de la discusión en el Sínodo sobre la Sinodalidad, sino que se trasladaron a las comisiones.
"Parece como que no se logra romper esa barrera en la jerarquización de lugares, de carismas, de ministerios… si queremos vivir la sinodalidad, deberíamos expresarla también externamente, porque hasta que eso no se exprese, [la sinodalidad] seguirá siendo una palabra bonita, una palabra que repetimos, una palabra que estamos ahí diciendo todo el día, pero luego no se traduce en esas realidades externas", declaró a GSR en español.
En lo pequeño y en lo grande, "parece que siempre tiene que haber alguna distinción", acotó Vélez.
El documento final del Sínodo sobre la Sinodalidad pide una conversión de la Iglesia y la inclusión de los grupos marginados, entre ellos el de las mujeres; también solicita mayor transparencia en los procesos y rendición de cuentas, y remarca la necesidad de que los obispos escuchen a los fieles, a quienes deberían servir.
A pesar de que algunos obispos no estuvieron de acuerdo con lo indicado durante el Sínodo sobre la Sinodalidad, los laicos pueden llegar a conocer lo que significa este nuevo caminar y aplicarlo en sus comunidades, aseveró Vélez.
"Nadie me quita a mí el ser Iglesia como yo la estoy entendiendo", apuntó y agregó:. "No importa que el obispo tenga [cierta] actitud, [porque] yo ya sé que él no es la Iglesia, sino que nosotros somos Iglesia".
La Iglesia no solamente es la que el clero refleja, sino "la que estamos viviendo en celebraciones comunitarias, un poco más igualitarias, de pronto con otro estilo", dijo Vélez.
América Latina, en particular, tiene mucho que aportar para esa nueva manera de ser Iglesia, indicó Vélez, quien participó en la 'Tienda de la Sinodalidad', una serie de conversaciones en Roma organizadas por Amerindia y el Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad, una red de católicos latinoamericanos que apoyan el proceso sinodal y lo que significa para la región.
El Sínodo sobre la Sinodalidad es un proyecto ambicioso del papa Francisco que "debemos apoyar, pero también enriquecer", dijo Amerindia en un informe compartido el 19 de diciembre con GSR en español.
"Lo que hay que pelear es para que se quite el clericalismo, transformar el clericalismo, no para que [las mujeres] no podamos acceder a los ministerios": teóloga Consuelo Vélez sobre el proceso sinodal
Los participantes asisten a una sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos en el Aula Pablo VI del Vaticano, el jueves 10 de octubre de 2024. (Foto: AP/Andrew Medichini)
"A la población afro la han invisibilizado [en el sínodo]. Una cosa es que vengan los de África como africanos, pero otra es la población afro de América Latina. Y sabemos que la población LGTBQI+ no está representada": teóloga Consuelo Vélez
"La sinodalidad es un camino liberador para la Iglesia y sobre todo para la vida concreta de sus creyentes, que cada paso que se dé en esa avenida es buena señal del Reino, ayudando a vencer inercias, costumbres, estructuras, modos de vida y de relacionarse que no son los deseados por Jesús de Nazaret y que hay que erradicar, sabiendo que hay mucho camino por recorrer y limpiar", dice el informe.
Igual que Vélez, Amerindia afirma que América Latina ofrece un modelo para el resto de la Iglesia tras el Sínodo sobre la Sinodalidad.
"No solo tenemos una trayectoria fuerte en la construcción de una teología nacida desde la realidad latinoamericana y producto del Concilio Vaticano II y Medellín, sino también de procesos eclesiales de sinodalidad y defensa de la vida", dice Amerindia. "Recordemos que muchos de los organismos que hoy defienden los derechos humanos en nuestros países latinoamericanos nacieron como vicarías o instituciones eclesiales", añadió.
La Iglesia en América Latina no está exenta de tener obispos a quienes "se les nota su casta", dice Vélez, pero tiene una manera de ser espontánea, de más cercanía entre sus miembros y cumple, en muchos aspectos, con la manera ideal de ser la Iglesia discutida durante el sínodo.
En este subcontinente la Iglesia tiene sectores comprometidos con las clases populares, representación de diversos grupos y ministerios en donde, debido a la falta de clero, ha tenido que improvisar en la evangelización y servicio en lugares lejanos.
"La gente ha tenido que prestar servicios más concretos, porque no hay clero, porque los lugares son muy apartados y no hay cómo llegar; entonces, [al no haber suficiente] clero, las religiosas [deben hacer] tantas cosas", explicó Vélez. "De pronto, eso ha hecho que algunos sectores de la Iglesia sean mucho más comunitarios y más iguales, dentro de lo que cabe", añadió.
El Sínodo sobre la Sinodalidad, bajo la instrucción del papa Francisco, dio pasos históricos, dijo Amerindia, especialmente al incluir a casi 100 mujeres en el proceso y darle el voto a 54, entre ellas a 25 religiosas.
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"Esto fue un gran paso que dio Francisco. Lo valoramos en gran medida, ya que nunca en la historia eclesial actual se habían sentado obispos, mujeres y laicos juntos a escuchar, pensar y decidir los temas vitales de la Iglesia. Sin embargo, esto no basta", advirtió Amerindia.
Después del Sínodo sobre la Sinodalidad, agrega la organización, hay que seguir afirmando que el "protagonista central de toda la Iglesia, y por tanto de este sínodo, es el Espíritu del Dios de Jesús" y tener claro que " los primeros interlocutores y destinatarios son los 'pequeños', los que han sido descartados, invisibilizados y excluidos de muchos de estos procesos".
Y hay muchos "grupos periféricos" que siguen sin representación, incluso durante el Sínodo sobre la Sinodalidad, dijo Vélez.
"El papa invitó a mucha gente a dedo, me parece, pero a la población afro la han invisibilizado. Una cosa es que vengan los de África como africanos, pero otra cosa es la población afro de América Latina que han sido esclavizados", dijo. "Y bueno, sabemos que la población LGTBQI+ no está representada. El padre James Martin hace pastoral con ellos, pero es diferente que hubiera gente de ellos, jóvenes", agregó.
Vélez dice que, a pesar de sus críticas, "no he perdido la esperanza". "Yo creo que los cambios no vienen solo de arriba para abajo, sino de abajo para arriba", afirmó.