(Foto: Freepik)
Desde este rincón del mundo, España, estamos un grupo de personas de la Comunidad de Magdala celebrando el mes de María Magdalena. Esta mujer bíblica inspira tanto que, para contener tanta vida a nuestro alrededor, hemos propuesto canalizar desde nuestro blog algo de esta energía y deseamos compartirla con nuestra gran comunidad de GSR.
El planteamiento fue sencillo: una invitación a descubrir las huellas de María Magdalena en nuestras vidas, en nuestro entorno. Así, día a día, ir compartiendo un poco de nuestros dones y talentos, acercarnos a su fiesta, preparadas y empoderadas, con la fuerza de su persona, de su espíritu vivo y vibrante entre nosotras. Terminamos con un retiro de cinco días presencial y online, cargado de silencio, perfume y palabras que brotaron del corazón.
Las ideas empezaron a surgir a medida que las ofrecíamos, bien sea poco a poco o a borbotones. Al observar a los miembros de nuestra Comunidad de Magdala empezamos a soñar, a imaginar sus huellas en el mundo de la educación, tanto en las escuelas primarias como en las universidades. Sus huellas pueden verse en el mundo de la salud y la sanación, en las almas poetas, en las compositoras de música, en los compromisos políticos y en los financieros y en las startups (empresas emergentes); y también puede encontrarse en las amas de casa y en las huertas, los campos y las ONG de las cuidadoras del planeta, o en los barrios pobres y peligrosos de Buenos Aires y México.
El día 17, en el corazón del mes prácticamente, tuvimos el inmenso honor de organizar un webinario con el mundo indígena a través de una compañera en Veracruz, México. Ella trabaja con mujeres y comunidades indígenas. Ese día nos ofrecieron un precioso rito maya que nos dejó enamoradas de una cultura tan rica, tan bella y de unas mujeres fuertes, valientes, generosas, empoderadas; fue un verdadero lujo compartir con ellas.
La primera publicación la hicimos a partir de un texto precioso sobre cómo meditar al ritmo de la respiración de los caballos, escrito y vivenciado por una mujer contemplativa que tuvo que dejar los claustros para ser fiel a la Ruah. Ella es hoy una referente para muchos desde su amor a la naturaleza, al silencio y a la vida.
Una mujer casada y profundamente enamorada del Maestro nos habló desde la enfermedad crónica y compartió cómo vive sus taquicardias y arritmias casi continuas como un sentido regalo para tomar conciencia de la vida, que a ratos parece escapársele de entre las manos y a otros tantos palpita tan fuerte que todo su ser se convierte en un latido. Ella vive la enfermedad con el consuelo de mujeres sanadoras, quienes inspiradas por María de Magdala, la queremos, la cuidamos, la mimamos. Ella nos transporta a otra dimensión, potenciada por el agradecimiento a la vida.
Hermana ursulina Michele Morek. (Foto: GSR)
Hace unos días vi las huellas de Magdala en Global Sisters Report (GSR). Hemos despedido por jubilación a una María de Magdala, Michele Morek, OSU, quien ha dejado unas huellas difíciles de igualar, pero no imposibles de seguir.
Muchas de nosotras somos religiosas que tenemos mucho que decir, pero tal vez la mayoría no tenemos estudios específicos sobre cómo transmitir de la misma manera todo lo que bulle en nosotras.
Sin embargo Michele, con la paciencia de una madre y una broma siempre a punto, ha sido capaz de levantar alto el listón de una comunidad de más de 530 mujeres religiosas de todos los rincones del mundo.
Michele nos ha ayudado a articular lo que da sentido a nuestra vida y a nuestra consagración; lo ha hecho en inglés y recientemente también en español.
En mi nota de despedida le decía: “Michele, te mereces este tiempo de kairós, este tiempo de disfrutar de Dios sin prisa, sin más”; por puro amor y regalo, y por lo que ella ha sido para nosotras.
Despedida de la hermana Michele Morek, OSU, acompañada por las columnistas de GSR de distintas partes del mundo, quienes a pesar de la diferencia de horarios (algunas de más de 10.5 horas,) vinieron a agradecerle la huella que ha dejado en ellas. (Imagen: captura de pantalla cortesía de GSR)
Decirle gracias, es decir poco. Sentí en el encuentro a través de Zoom de despedida que nos decía que fuéramos fieles a nuestro compromiso de escribir, porque gracias a ello muchas personas respiran de nuevo el aire fresco del Evangelio.
¡Claro! El aire de María de Magdala. Sus huellas están entre nosotras, humildes escritoras algunas, tratadas igual que las grandes escritoras mimadas por todo el equipo, y ahora muy en concreto por Helga Leija, nuestra nueva editora, pues su sola presencia y persona ya evoca globalidad, bilingüismo, biculturalidad… ¡gracias Helga por aceptar el reto! Aquí estamos las Magdalas en los cinco continentes respirando al mismo ritmo, como mi amiga con sus caballos, haciéndose así una con el universo.
Mi historia con GSR empezó de un modo muy simbólico, la cuento por si alguien siente algo de resonancia: yo empecé a estudiar inglés a los 27 años, cuando mi comunidad me destinó a Australia. Y fue allí donde aprendí para seguir luego estudios de teología en Berkeley, California, y poco a poco, todo en inglés, tuve que escribir y escribir y escribir. Hoy sigo aprendiendo, por supuesto.
Bienvenidas a este club de escritoras de María de Magdala. (Foto: Freepik)
Un día leyendo, siempre, GSR online, dos personas de mi comunidad me dijeron: “Escribe para The Life, si pasas la prueba bien; si no, no pasa nada”. Me resistí unos días. Lo que me motivó a intentarlo fue la responsabilidad que percibí cuando yo misma encontré mi segunda comunidad, a la que pertenezco ahora, a través de una columna en GSR.
Escribí con inseguridad y por quitármelo de encima. Y un día, en la carpeta de spam; sí, en spam, encontré una nota preciosa de Michele, quien con cariño me daba la bienvenida y animaba a seguir escribiendo con mi estilo. Ella fue mi maestra, como lo fue para tantas de nosotras para quienes el inglés es nuestra segunda lengua. Y gracias a su apertura y a la de Gail DeGeorge, editora de GSR, hoy el mundo hispano recibe todo en lengua nativa a través de GSR en español.
La respuesta estaba en spam. La encontré casi el día que terminaba el plazo, pues era verano y había estado menos en el ordenador. Siempre he pensado que la fuerza del mal no quería que escribiese, pero en el último momento, Magdala me empujó a través de personas, de amigas y de escritoras. ¡Y sigo escribiendo! Las editoras nos acompañan. Nosotras, como María de Magdala, dejamos nuestras huellas, más o menos impactantes, en todo el mundo a través del ministerio de escritoras que María de Magdala nos regala. Y aunque esté en spam, la llamada puede ser del Espíritu.
A todas las que quieran escribir, sean bienvenidas a este club de escritoras de María de Magdala, a través de GSR y de tantas otras formas en las que podemos compartir el susurro y el huracán que tenemos dentro.
Nota del editor: ¿Has considerando la posibilidad de unirte a esta red global de escritoras? Escribe una reflexión para Global Sisters Report. Envíala a la hermana Helga Leija a hleija@ncronline.org.