Migrants form small groups to protect themselves as they journey through the wild roads of the Darién Gap, with some acting as lookouts while others protect the most vulnerable people. (GSR photo/Manuel Rueda)
Nota de la editora: La serie Acogiendo al Extranjero de Global Sisters Report examina más de cerca a las religiosas que trabajan con inmigrantes o migrantes. Las entregas presentan a hermanas y organizaciones que colaboran en red para servir mejor a quienes cruzan las fronteras, exploran las tendencias migratorias mundiales y abordan el tema de la inmigración en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Mientras religiosos y religiosas de toda América Latina se reunían en Panamá del 11 al 14 de julio de 2024 para hablar sobre la inmigración, Estados Unidos (EE. UU.) llegó a un acuerdo con el país centroamericano para impedir que los migrantes avancen por su frontera sur a través del Tapón del Darién, una peligrosa vía que comparten Panamá y Colombia, utilizada para viajar hacia el norte.
"La migración irregular es un desafío regional que requiere una respuesta regional", dijo el secretario de Seguridad Nacional de EE. UU. Alejandro N. Mayorkas, el 1 de julio, al anunciar el acuerdo. "A medida que Estados Unidos continúa asegurando nuestras fronteras y expulsando a las personas sin una base legal para permanecer, estamos agradecidos por nuestra asociación con Panamá para gestionar los niveles históricos de migración en todo el hemisferio occidental", indicó.
Pero para los asistentes al Seminario continental sobre Personas Migrantes, Refugiados y Desplazadas organizado por la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), el acuerdo es una medida más de los Gobiernos para castigar a los pobres por emigrar, mientras no ofrecen soluciones a los problemas que los obligan a marcharse y no aprueban medidas para ayudarles a cruzar las fronteras con seguridad.
La Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) denunció que los Gobiernos "ignoran el dolor, el sufrimiento y las situaciones de amenaza" que enfrentan los migrantes y desplazados
Participants in the CLAR seminar on Migrants, Refugees and Displaced Persons met in Panama July 11-14, under the theme "The cries of the violated: hopes and responses in a time of synodality." (Courtesy of CLAR)
En una declaración del 14 de julio, los asistentes al seminario de la CLAR se pronunciaron contra los Gobiernos "por no facilitar la migración regular, por la falta de leyes, de políticas".
Denunciaron a "los dirigentes gubernamentales que ignoran el dolor, el sufrimiento y las situaciones de amenaza a las que se enfrentan muchas personas y sus familias en situación de desplazamiento interno e internacional en todos los países del continente".
El grupo de la CLAR, formado por unas dos docenas de religiosas y religiosos que trabajan con migrantes y refugiados en América Central y del Sur, así como en el Caribe, dijo que se reunió en Panamá con mujeres, niños y hombres que cruzaron el Darién migrando por diversos motivos. El acuerdo entre EE. UU. y Panamá proporciona dinero para deportar a quienes sean capturados tras cruzar la selva y no cumplan los requisitos para obtener asilo.
"En nuestras reuniones y diálogos, renovamos y reforzamos nuestro compromiso con nuestra misión con los migrantes, refugiados y desplazados", dice la declaración de la CLAR.
En una entrevista concedida el 9 de julio a Global Sisters Report, el obispo auxiliar de Cuzco Lizardo Estrada Herrera, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano, afirmó que la vida consagrada ha estado "caminando" con los migrantes en su difícil situación y que los Gobiernos deben hacer lo mismo. Las organizaciones eclesiales que ayudan a los migrantes están presentes "en la selva, en la sierra, en los lugares más difíciles" de alcanzar, pero la Iglesia "no puede atender una demanda que crece y crece", dijo.
Estrada, presente en Nueva York para reunirse con funcionarios de las Naciones Unidas para dialogar sobre el preocupante panorama de América Latina —donde la falta de empleo, el cambio climático, la corrupción y la violencia, junto con un creciente descontento con los Gobiernos han obligado a millones de personas a emigrar—, dijo que la región vivía un "momento de tristeza" al verse obligada la gente a marcharse.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados calcula que este año 25 millones de personas serán desplazadas y apátridas en América Latina y el Caribe. Las religiosas y los religiosos, aunque hayan ayudado a quienes se han visto obligados a marcharse, también están incluidos en esa cifra, dijo Estrada.
Países como Nicaragua han expatriado congregaciones enteras de religiosas, sacerdotes y tres obispos. En lugares con creciente violencia, como México y Haití, religiosas y religiosos se han quedado para ayudar, y algunos han pagado con su vida.
Advertisement
La Red Clamor, conformada por organizaciones católicas que promueven la justicia social, manifestó en un comunicado su preocupación por el acuerdo de Panamá con EE. UU. y señaló que el problema es la incapacidad de los Gobiernos para reconocer el "derecho a la vida, a una vida digna". También denunció a ciertos medios de comunicación por desinformar y tejer narrativas que culpan a las poblaciones migrantes de la delincuencia, el desempleo y la destrucción ecológica.
La inmigración y el trato a migrantes y refugiados han sido una de las principales preocupaciones de las organizaciones católicas de toda América Latina, ya que ellas también ayudan a quienes huyen de la pobreza, la represión gubernamental o la destrucción medioambiental de sus comunidades y medios de sustento a causa del cambio climático.
En una reunión celebrada en abril en Honduras con unos 60 secretarios generales, presidentes de conferencias religiosas y teólogos de América Latina y el Caribe, la Hna. Daniela Cannavina, secretaria general de la CLAR, instó a las religiosas y religiosos de la región a seguir pronunciándose en favor de los más afectados por los males de la región.
Cannavina dijo que la vida consagrada en el Caribe y América Latina puede ayudar "a la Iglesia de hoy a comprender las implicaciones espirituales y sociales de este momento", en el que debe "iluminar, animar, acompañar".