La Hna. María Luisa Silverio Cruz realiza recorridos habituales, en automóvil, por donde transcurren las vías del tren en el estado de Hidalgo, México, para llevar alimentos a las personas en contexto de movilidad. (Foto: Ángel Espa)
La hermana María Luisa Silverio Cruz ha sido coordinadora en la Casa del Migrante El Samaritano durante los últimos 5 años. A sus 51 años, continúa comprometida con su lucha por apoyar a las personas migrantes. Este albergue brinda asistencia humanitaria vital, ofreciendo comida, ropa, descanso y atención médica a aquellos en situación de movilidad.
Silverio Cruz lideró esta labor de 2012 a 2014 y regresó en 2018 para tomar nuevamente las riendas del refugio, ubicado en la colonia Bojay, en el estado central de Hidalgo, cerca de las vías del tren que miles de personas abordan para llegar a Estados Unidos.
La Unidad de Política Migratoria de México registró, entre enero y noviembre de 2023, a 686 732 personas, cuyas solicitudes fueron presentadas y canalizadas ante las autoridades migratorias. Estas cifras reflejan un aumento del 695 %, en comparación con la última década, de aquellos en situación de movilidad humana o de los solicitantes de asilo. En 2013, el registro ante las autoridades migratorias fue de solo 86 298, lo que muestra un marcado contraste con la realidad actual.
"La situación en el albergue es bastante desafiante y dinámica", contó la Hna. Silverio Cruz en una entrevista con Global Sisters Report. "Continuamente llega gente, principalmente a través de un tren que sale una vez a la semana. Cuando parte, deja a muy pocas personas, a veces ninguna", relató. La demanda es tan grande —añadió—que la gente espera, 10 o 20 minutos, la llegada del próximo ferrocarril.
"Es un flujo constante de llegadas y salidas", dijo la hermana de los Sagrados Corazones de Jésus y de María. "Algunas personas, cuando tienen recursos económicos, intentan avanzar hacia Huichapan, aunque no hay certeza de si lograrán llegar", explicó.
En los últimos meses de 2023 aumentó el flujo de migrantes que se movilizan por Hidalgo, México, hacia EE.UU.; a las instalaciones del albergue de las hermanas del Sagrado Corazón llegan hasta casi mil en un solo día.
Originaria de México, Silverio Cruz ha llevado a cabo labores misioneras como parte de su congregación, siendo enviada a países como Paraguay, Ecuador, Chile y Brasil. El propósito de esta congregación es hacer más llevadero el tránsito de los migrantes por la región de Tula, en el centro de México.
De acuerdo con la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (Redodem), en los últimos meses ha aumentado el flujo de personas en contexto de movilidad humana en el estado de Hidalgo y en las instalaciones del albergue, contabilizando hasta casi mil en un solo día.
Global Sisters Report: ¿Cómo ha evolucionado la percepción de su labor comunitaria en Atotonilco a lo largo del tiempo y cómo enfrentan ustedes las dificultades actuales para continuar brindando ayuda a quienes lo necesitan?
Silverio Cruz: Antes, había una idea arraigada en la gente sobre nuestra comunidad en Atotonilco: 'Vivimos allí y no hacemos nada'. Sin embargo, nuestro trabajo va más allá de la parroquia; tiene un fuerte enfoque social, abarcando desde la atención en la casa de migrantes hasta una comprensión gradual de la realidad por parte de la comunidad. Aunque algunos piensan que no tenemos preocupaciones, nuestra principal inquietud es cómo seguir brindando asistencia y alimentando a quienes más lo necesitan. Nuestra preocupación actual es encontrar formas de mantener esta labor. La participación creciente en el proyecto y la sensibilización de la gente son resultado de compartir nuestras experiencias, como cuando alguien se acerca con su bolsita de arroz y medio litro de aceite, dando lo que puede para vivir.
¿Cómo describiría la influencia de sus experiencias personales en su camino espiritual y su vocación religiosa?
Mis experiencias personales han moldeado profundamente mi camino espiritual y mi vocación religiosa. Venir de una familia grande, haber sentido deseo de ser misionera en algún momento; esas vivencias marcaron mi camino hacia la vida consagrada. La sensación de querer hacer algo más, de servir a los demás, eso fue lo que me llevó a considerar esta vocación. Nunca fue parte de mis planes iniciales de vida, pero llegó como un llamado interior.
¿Cuál es su mejor momento del día?
Mi mejor momento no es tanto durante el día sino más bien durante la semana. Es cuando veo a las personas subir al tren y partir. En especial, cuando los niños pueden comer; eso realmente alegra el día. Hemos procurado tener leche para niños y papilla para bebés; y ver a los niños felices mientras comen, sin estar conscientes de la migración y de las dificultades que implica, es un momento especial. Para ellos, esto puede ser parte de la vida, y aunque no es un solo niño, sino grupos enteros, siempre mantienen una sonrisa.
Esos momentos son especiales porque, aunque estén preocupados por la incertidumbre que implica el viaje, para ellos también es emocionante. Muchos de ellos se enfrentan por primera vez a subirse a un tren, a pesar de los peligros que eso conlleva.
"Mi mejor momento no es tanto durante el día sino más bien durante la semana. Es cuando veo a las personas subir al tren y partir": Hna. María L. Silverio C., coordinadora de un albergue en Hidalgo, México, sobre migración hacia EE.UU.
¿Cómo vive su camino espiritual y su vocación religiosa?
En nuestra vida religiosa compartimos nuestras experiencias personales durante la oración comunitaria y personal. Al principio, algunas personas pensaban que no hacíamos mucho en Atotonilco, pero nuestro trabajo no se limita a la parroquia, sino que tiene un enfoque más social, como atender a los migrantes. La comunidad ha ido comprendiendo esta realidad y también nuestras preocupaciones. Nos preocupa cómo continuaremos atendiendo, proporcionando alimentos y apoyo a tantas personas.
Nuestro papel es acompañar, sostener y contener esas diferentes visiones y realidades.
¿Cómo interpreta el significado de ser parte de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María en su vida diaria y en su labor como religiosa?
Cuando entré a la congregación, hace muchos años, no existía un trabajo específico con migrantes en nuestra comunidad. Nuestra congregación, Sagrados Corazones de Jesús y de María, tiene una espiritualidad centrada en la misericordia. No se trata solo de algo sentimental, sino del núcleo de la experiencia de fe; de tocar la realidad de la humanidad en su miseria y necesidad desde el corazón compasivo de Jesús. En mi camino espiritual he encontrado a Jesús en la realidad, en su humanidad, en su sed, hambre y carencias. No es solo un Jesús lejano en lo alto, sino uno presente en las necesidades humanas.
Ser parte de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María es comprender la espiritualidad desde la misericordia y el servicio; es ver la humanidad y la fe desde el corazón, desde lo más profundo de las personas. En mi vida diaria, esto se traduce en servir a los demás, en estar presente para aquellos que más lo necesitan.
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¿Cuáles han sido los mayores desafíos que ha enfrentado al trabajar en la construcción de la paz en favor de las personas en contexto de movilidad humana en una sociedad tan diversa y fracturada?
En mi labor, los desafíos son constantes, especialmente en seguridad. Existen secuestros y se aprovechan de los migrantes. Hay una doble cara en la sociedad: no los quieren, pero se benefician de ellos. Esto pone en riesgo nuestra labor humanitaria. La inseguridad es un gran problema, pero a veces es difícil saber quién está detrás de los secuestros. Los medios de comunicación también juegan un rol, desinformando y dividiendo a la sociedad. Hubo un reporte falso sobre el cierre del albergue, lo cual generó confusión y preguntas incómodas sobre nuestra capacidad para atender a los migrantes.
¿Qué lecciones ha aprendido de sus líderes religiosos y quiénes son?
Siento que cuando alguien se compromete, ya sea alguien como Mandela, grandes figuras, o incluso como la mujer que fundó nuestra congregación durante la Revolución Francesa, que tuvo la visión de que naciera nuestra congregación, nos muestra que sí se pueden hacer cosas. Claro, nosotros no jugamos a ser heroínas, pero en nuestras manos está hacer algo al respecto.
"Existen secuestros y se aprovechan de los migrantes. Hay una doble cara en la sociedad: no los quieren, pero se benefician de ellos. Esto pone en riesgo nuestra labor": Hna. María L. Silverio C., coordinadora de un albergue en Hidalgo, México
¿Cuáles aprendizajes considera más valiosos para su trabajo y su vida espiritual?
Siempre he dicho que es un trabajo para quienes estamos aquí, un desafío estar en este lugar con tanta gente. Quizás lo que hacemos no sea enormemente significativo. Me ha tocado ver, cuando fuimos a una zona cercana al albergue o aquí mismo, que la gente no ha comido. ¿Por qué sucede esto? Si tú no vas, hay gente que no come y eso sí es en serio; hay personas que no comen porque no tienen dinero y están solo a expensas del tren.
¿Cómo se mantiene motivada y enfocada en su misión a pesar de los desafíos y obstáculos que pueda enfrentar en su labor?
Creo que mi motivación y enfoque provienen del espíritu de servicio y del deseo de experimentar la misericordia de Dios en los demás. El sufrimiento de la gente me impulsa a actuar; entiendo que no es su culpa estar en esa situación. Entonces, esa misma motivación, el anhelo de descubrir algo diferente para ellos, es lo que me mueve. ¿Por qué llegan tantas personas? Un tren se fue con muchos, otro sigue con otros tantos. Es una constante llegada de miles, una lluvia incesante de gente.