Durante 30 años, la hermana Consuelo Morales, fundadora de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos A. C. (CADHAC), ha luchado en nombre de las familias cuyos seres queridos fueron secuestrados, asesinados o sometidos a desaparición forzada como resultado de la violencia del narcotráfico en el noreste de México. (Foto: cortesía Consuelo Morales)
Una tarde de domingo en julio de 2010, Enrique, un estudiante de Derecho de 20 años, decidió salir a caminar y disfrutar de las hermosas vistas de montaña.
—Voy a tomar unas fotografías y estaré de regreso a la hora de la cena —dijo a su madre Laura*.
"Fue la última vez que vi a mi hijo”, rememoró la madre del estudiante.
Un poco más tarde, esa misma noche, Laura recibió una llamada telefónica: la voz al otro lado del teléfono le informaba que su hijo había sido secuestrado y exigía el pago de un rescate. Los secuestradores le advirtieron que si no obedecía las órdenes, le entregarían a su hijo en bolsas de basura. Desesperada, aceptó. Vació cuentas bancarias y vendió todas sus posesiones.
Días más tarde, a altas horas de la noche, Laura, de 40 años, directora de un jardín de niños, llevó el dinero al estacionamiento de un supermercado siguiendo instrucciones de los secuestradores, a quienes entregó el dinero bajo la promesa de que le regresarían a su hijo con vida.
La esperanza se volvió desolación para Laura. "Esperé, desde las 11 de la noche hasta las 9 de la mañana, parada en una esquina, paralizada", dijo a Global Sisters Report y agregó: "Los criminales nunca nos devolvieron a nuestro hijo".
Desde 1970, la hermana Consuelo Morales trabaja dando apoyo a víctimas de secuestro, desapariciones forzadas y tortura; y a familias de policías asesinados y de los encarcelados injustamente en el estado de Nuevo León. (Foto: cortesía Consuelo Morales)
Entonces, Laura volvió a su casa y se encerró en su habitación. "Caí en un oscuro vacío. Descuidé mi casa y a mis dos hijas [quienes abandonaron la universidad]", recordó. Además, su marido, inconsolable por la pérdida, dejó de trabajar.
Pasaron días sin saber sobre el destino del joven. Laura buscó por todas partes a Enrique, a quien le gustaba estudiar y pasar tiempo con su abuela, cocinando y haciéndola reír. "Fui a todas las comisarías y hospitales que conocía. Morgues, Policía Federal, Marina... y nadie quiso siquiera escucharme. Nunca lo encontré", lamentó.
En medio del caos burocrático y la incertidumbre de no encontrar a su hijo, a Laura le recomendaron que buscase a la hermana católica Consuelo Morales. "Ella es la única que puede ayudarla", le dijeron en la Fiscalía.
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La Hna. Morales, miembro de la Congregación de Notre-Dame, Canónigas de San Agustín, tiene un posgrado en Derecho Penal y es una de las defensoras de derechos humanos más prominentes de México; su trabajo ha sido reconocido por la Corte Penal Internacional.
Hace más de 30 años, Morales y otras religiosas fundaron Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (CADHAC), una asociación civil sin fines de lucro asentada en Monterrey y a la vez un apostolado de su congregación que se ha convertido en el primer centro de promoción y protección de los derechos humanos en el noreste de México.
Desde su fundación CADHAC brinda asistencia jurídica y psicológica a los familiares de personas desaparecidas o secuestradas. Hasta septiembre pasado, las desapariciones forzadas en México llegaron a más de 110 000 desde 1967 (el año en que la Comisión Nacional de Búsqueda comenzó el conteo), con la mayoría sucedidas después de 2006, cuando el entonces presidente Felipe Calderón lanzó la 'guerra' contra los cárteles de la droga. Monterrey, Nuevo León —la ciudad natal de Morales y la más industrializada del país— es una región particularmente devastada por los cárteles de la droga, la corrupción y la violencia criminal.
Morales, durante su primera comunión en 1956. A los 10 años comenzó a dar clases de catecismo y luego fue voluntaria con las Misioneras Catequistas de los Pobres en Chipinque, Nuevo León. (Foto: cortesía Consuelo Morales)
Y en Nuevo León, refiere Morales, las personas desaparecidas están aumentando y son cada vez más jóvenes. Antes las víctimas tenían entre 18 y 28 años; ahora son niños de entre 8 y 10, y la preocupación de la religiosa es que sean objeto de trata de personas.
"Trabajar por los derechos humanos, por la dignidad de nuestros hermanos y hermanas, contra la injusticia, es trabajar por el reino de Dios", dijo a GSR. "Tratar de aligerar la carga de las personas que más sufren es trabajar por el reino de Dios", remarcó.
Durante tres décadas, la hermana Morales, directora del centro, ha acompañado a miles de mujeres a través del viacrucis de denunciar la desaparición de sus familiares y de presionar públicamente a funcionarios gubernamentales y autoridades estatales y federales para que los encuentren.
Al igual que las miles de mujeres a las que la Hna. Morales ha ayudado, Laura entró por las puertas de CADHAC desaliñada, desesperada y con el corazón roto.
"Nuestro lema es que nadie sale de CADHAC si no está en mejores condiciones que cuando llegó", explicó la religiosa y añadió: "Aunque las víctimas, desde el punto de vista jurídico, ya no tengan posibilidades, la gente tiene que salir con una actitud diferente, y con esperanza".
En 2015, el director de cine mexicanoestadounidense Bernardo Ruiz destacó el trabajo humanitario de Morales en el documental Kingdom of Shadows, que trata sobre los desgarradores efectos de la guerra contra las drogas entre EE. UU. y México. "Había mucho caos a su alrededor, pero ella siempre tuvo inteligencia y compasión. Una capacidad para mantener la calma en un contexto de terror que nunca había visto", contó el cineasta a GSR. (Foto: cortesía Bernardo Ruiz)
Laura, quien recibe asesoría jurídica y terapia grupal en CADHAC desde hace 12 años, recordó lo primero que le dijo Morales: "No estás sola. No es tu culpa... Tienes que levantarte, seguir buscando a tu hijo y exigir justicia".
"[La hermana Morales] nos anima con sus palabras amables, nos enseña sobre la fe, para recuperar la confianza, nos da cursos de derecho, psicología y derechos humanos, sin costo, para que podamos hablar con abogados y policías y exigir que se encuentre a nuestros hijos", mientras el personal y los abogados de CADHAC acompañan a las familias en la presentación de informes y la revisión de documentos legales, aseveró Laura.
Las víctimas en México se muestran renuentes a denunciar la desaparición de un familiar con la policía o el Ministerio Público por temor a ser revictimizadas y a las represalias criminales.
"La hermana Consuelo supo apoyar a las personas que buscaban a sus familiares; la gente no sabía qué hacer, dónde buscar, y la hermana Consuelo hizo posible que se aprobara una legislación para tener una comisión local de búsqueda", explicó la abogada de derechos humanos Sofía Velasco, refiriéndose a la Ley General de 2015 para Prevenir Eliminar y Sancionar la Desaparición Forzada de Personas.
Morales, en agosto de 2011, con un grupo de madres de víctimas frente al Palacio de Gobierno de Nuevo León en Monterrey. Este fue el primer año en que se conmemoró en todo el mundo el Mes Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. (Foto: cortesía Consuelo Morales)
Con 75 años, la misión de la Hna. Consuelo Morales continúa, y ella no se detiene: su organización atiende semanalmente a 40 familias de víctimas que necesitan urgentemente un sistema de apoyo, al carecer de ayuda institucional o gubernamental.
El más reciente esfuerzo de Morales es implementar la Alerta Amber en los teléfonos celulares de todo México, un esfuerzo que la legislatura aprobó hace más de un año. Con la notificación inmediata de que alguien ha desaparecido o ha sido secuestrado, lo ideal sería que las autoridades pudieran encontrar a esa persona rápidamente, indicó.
"Sin embargo, los funcionarios del Gobierno no se han sentado a resolver este grave problema", afirmó con gran frustración, para luego añadir que la falta de un acuerdo entre funcionarios y compañías telefónicas ha paralizado el esfuerzo.
"Queremos parar las desapariciones, ya que genera impactos continuos en las familias", expresó la Hna. Morales. "Una persona desaparecida rompe el proyecto familiar", advirtió.
"Estamos viviendo en un ambiente donde parece que el plan de Dios no es posible, que la vida para la dignidad y el respeto por la armonía o por el bien no son posibles", dijo Morales a GSR en su oficina de Monterrey y agregó: "La violencia sigue creciendo en México, la impunidad aumenta y las autoridades no la detienen. La sociedad civil exclama: 'No más desapariciones, no más mujeres muertas, no más niños desaparecidos'”. (Foto: Julieta Valdez)
"Tienes que levantarte y rehacer tu vida"
Tanya González, de 34 años, busca a su esposo, quien desapareció desde marzo de 2013 sin dejar rastro, cuando volvía a casa de su trabajo en una compañía telefónica en el vecino Tamaulipas, un estado plagado de violencia relacionada con las drogas y las armas.
"Me llamó para decirme que estaría en casa antes de que cayera la noche", recordó González. "Nunca supe más de él. Es como si se lo hubiera tragado la tierra", acotó.
La vía en donde desapareció Felipe, entonces de 26 años y esposo de González, ahora se conoce como la 'carretera del terror', debido a los cientos de casos documentados de secuestros. Con numerosos senderos de montañas y caminos estrechos y oscuros, esta región de la frontera con Texas es un área estratégica para el tráfico ilegal de drogas y personas hacia Estados Unidos.
"La hermana Consuelo para mí es un ángel", dijo González a GSR una tarde en el centro CADHAC, mientras esperaba su sesión de terapia de grupo que dirige Morales, donde aproximadamente 40 mujeres realizan una reunión de oración por las víctimas y estudian el Evangelio, mientras sus hijos reciben atención psicológica profesional.
Hna. Consuelo Morales, en mayo de 2023, habla ante la Agrupación de Mujeres Organizadas por los Ejecutados, Secuestrados y Desaparecidos en Nuevo León y Tamaulipas (Amores), donde cada semana comparten sus historias, actualizaciones judiciales sobre los casos de sus hijos e hijas y oran y reflexionan pasajes de la Biblia. (Foto: cortesía Consuelo Morales)
Las madres de las víctimas vienen de todo el estado para asistir a las reuniones semanales, que generalmente comienzan con la Agrupación de Mujeres Organizadas por los Ejecutados, Secuestrados y Desaparecidos de Nuevo León y Tamaulipas (Amores) y terminan con reflexiones y sesiones de estudio con Morales. Algunas viajan en autobús o conducen durante varias horas para reunirse con la religiosa.
"La primera vez que conocí a la hermana Consuelo, yo estaba destrozada", aseveró González, quien relató que la Hna. Morales la veía a ella y a sus hijos (tenían 2 años y 6 meses, respectivamente, en ese momento) todos los días, y en una oportunidad le advirtió que iba a sufrir mucho por la pérdida: "¿Vas a estar siempre en un mar de lágrimas? Tienes que levantarte y reconstruir tu vida. Tienes que hacerlo por tus hijos".
"Yo no tenía dinero y la hermana Consuelo se aseguró de que mis hijos comieran todos los días; eso nunca lo olvidaré", expresó González, quien desde entonces se volvió a casar y abrió una tienda de ropa.
La Hna. Morales dijo que uno de los desafíos de su trabajo es mitigar la culpa que sienten los padres cuando sus hijos desaparecen: dejan de celebrar cumpleaños, bodas o navidades. Al recordarles a las familias la violencia y la ruina que los captores han infligido a sus familias, la religiosa también les advierte que "cada vez que no celebran un cumpleaños o una Navidad, están permitiendo que la violencia permanezca adentro".
En la imagen, la hermana Consuelo Morales con integrantes de Amores, el 30 de agosto de 2015, durante el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Cada agosto madres de víctimas, junto con la religiosa marchan por el centro de Monterrey y se reúnen frente al Palacio de Gobierno de Nuevo León para exigir justicia para los torturados, desaparecidos y asesinados en el noreste de México. (Foto: cortesía Consuelo Morales)
Traen ciencia forense avanzada para encontrar a sus seres queridos
En 2012, Morales junto con varias víctimas hablaron con el entonces fiscal general del Estado, Adrián de la Garza, para ayudarles a comprar equipo forense poco después que la Comisión Internacional de Personas Desaparecidas, un grupo holandés pionero en tecnología forense avanzada, donase equipos al Gobierno para buscar cadáveres —por intermediación de la religiosa, ya que estaban familiarizados con su trabajo—. Luego, De la Garza envió un grupo de expertos en búsqueda de cadáveres a dicho país para capacitarlos en el uso de este equipo.
Para Virginia Buenrostro, quien fue secuestrada junto con su esposo y sus dos hijos en 2010, esta tecnología generó respuestas.
El fin de semana del 13 de noviembre de 2010, la familia iba a reunirse y hacer una parrillada, cuando Buenrostro y su esposo David Ibarra fueron secuestrados por miembros del crimen organizado en su casa de campo en Cadereyta, Nuevo León. Ellos no pudieron alertar a sus hijos sobre los miembros armados del cartel que los esperaban en la casa.
La Hna. Morales, en 2012, con el entonces fiscal general del Estado Adrián de la Garza, exigiendo a la Fiscalía General que permitiera traer la última tecnología para encontrar restos humanos desde los Países Bajos. (Foto: cortesía Consuelo Morales)
Dos días después de no tener noticias de sus padres, su hija Jocelyn Mabel Ibarra Buenrostro, de 26 años, acudió a la casa acompañada de su novio José Ángel Mejía Martínez, de 26, y de Juan Manuel Salas Moreno, de 40, chofer de la familia. Al llegar, ellos también fueron secuestrados. Dos días después, el ejército mexicano rescató a Virginia Buenrostro y a su esposo, pero su hija, su novio y el conductor no corrieron con la misma suerte.
Luego de recibir una llamada de los delincuentes exigiendo rescate, el hijo de Virginia Buenrostro, David Joab Ibarra Buenrostro, de 25 años, inició negociaciones para recuperar a su hermana, al novio de ella y al conductor, pero cuando fue a entregar el dinero del rescate, unos días después, también fue secuestrado por el grupo armado. Las cuatro personas nunca fueron encontradas.
Según Human Rights Watch, la "tardía respuesta" de las autoridades y "su falta de voluntad para actuar sobre información creíble de más secuestros inminentes", contribuyeron a estas desapariciones.
Hace unos dos años, un equipo de búsqueda de cuerpos fue llevado al lugar donde secuestraron a los hijos de Buenrostro. Allí, utilizando la misma tecnología forense que Morales ayudó a introducir en el noreste de México, encontraron evidencia de que los jóvenes fueron asesinados.
"Sin la hermana Consuelo nunca hubiera superado este dolor", expresó Buenrostro, quien nunca perdió la fe en encontrar a sus hijos. "Todos la respetamos mucho", acotó.
De pie frente a los rostros de los desaparecidos, la hermana Consuelo Morales encabezó una conferencia de prensa junto a CADHAC y Amores este 26 de noviembre de 2023, para expresar su preocupación por el reciente aumento de feminicidios y desapariciones forzadas, así como por la falta de acción de las autoridades para activar la Alerta Amber en teléfonos celulares. "Observamos una falta de respeto y garantía de los derechos humanos básicos en la actual administración del gobernador Samuel García Sepúlveda, gobernador de Nuevo León", dijo. (Foto: Julieta Valdez)
Amores viaja para ayudar
Todo lo que la hermana Morales enseñó a miles de madres y parejas de víctimas eventualmente se convirtió en el grupo conocido como Amores. Buenrostro, junto con otras víctimas, viaja con esta agrupación por todo México, reuniéndose con grupos internacionales de derechos humanos, visitando universidades y compartiendo su testimonio con estudiantes.
Mujeres de todo el estado asisten a la reunión todos los miércoles. Algunas viajan en autobús o conducen durante varias horas para reunirse con Morales.
Velasco, quien también es directora general de CADHAC, calificó a Morales como "un referente en la defensa de los derechos humanos".
"Ella tuvo la sabiduría y la fortaleza para apoyar a personas indefensas", refirió la abogada. "Cuando ella fundó CADHAC hace 30 años, no existían organizaciones que defendieran los derechos humanos en todo Nuevo León y el noreste de México", detalló.
Sara Torres Carrizales (izq.) y sus nietas, de 17 y 18 años, asistieron a la conferencia de prensa de CADHAC el 26 de noviembre. Ellas continúan buscando a su hija Elia Monsiváis, desaparecida desde 2010 luego de que un grupo de hombres armados la sacaran de su casa. (Foto: Julieta Valdez)
Para Alicia García y Evangelina Camacho, esta fue la celebración del Día de las Madres número 16 sin sus hijos Marco Solís y René Luna, ambos oficiales de la policía.
Desaparecieron mientras estaban de servicio en 2007 en Santa Catarina, Nuevo León.
De 2007 a 2009, decenas de madres de policías comenzaron a llegar a CADHAC buscando la ayuda de Morales para encontrar a sus hijos.
"¿Cómo podría decirle a un policía que rescatara a víctimas si a ellos también se los estaban llevando?", apuntó Morales.
“Aun así, Morales fue la única persona que se preocupó lo suficiente como para buscar a oficiales de la policía desaparecidos”, dijo Camacho a GSR durante la celebración del Día de las Madres en CADHAC, donde cada año la religiosa se asegura de ofrecer una cena, rosas y regalos para todas las madres y para recordar y orar por sus hijos e hijas desaparecidos.
"Una de las mayores satisfacciones para mí", expresó Morales, "es cuando las víctimas me dicen: 'Gracias a usted supe que Dios estuvo conmigo en los momentos más difíciles, porque cada vez que hablé con usted me dejó claro que Dios siempre estuvo conmigo'".
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* Nombre cambiado para respetar la intimidad de la fuente.
Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmengte en inglés el 7 de diciembre de 2023.