Miembros de la Women's Ordination Conference, Women's Ordination Worldwide y Roman Catholic Womenpriests-USA se reúnen cerca del Vaticano, en donde rezan para pedir que la Iglesia católica abra el sacerdocio a las mujeres, mientras comienza la consulta mundial conocida como el Sínodo, el 2 de octubre de 2024. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
Independientemente de lo que suceda este mes en el Vaticano en relación con los ministerios de la mujer, las mujeres católicas de América Latina seguirán sirviendo a los pobres y desean mantener un diálogo con otros sobre el tema, dijo una teóloga de origen latinoamericano radicada en Estados Unidos.
"Las necesidades pastorales son reales y mis hermanas... no van a salir de ahí porque no reconocieron el diaconado femenino", dijo la hermana dominica Mila Díaz Solano, teóloga del área de Chicago, quien ha enseñado en el Seminario Mundelein y dirige cursos de biblia para un programa de formación de diáconos permanentes y líderes catequéticos en la Arquidiócesis de Chicago.
Aunque el diaconado para las mujeres no está en la agenda de la fase final del Sínodo sobre la Sinodalidad —una consulta mundial de cuatro años que comenzó en 2021—, personas como Díaz dicen que es un tema que continuará incluso después de que el encuentro termine el 27 de octubre. Durante una reunión el 1 de septiembre de las hermanas de América Latina que sirven misiones en los EE. UU., Díaz dijo que las realidades prácticas en las zonas remotas, como partes de la Amazonía —donde no hay sacerdotes que sirven de forma permanente— seguirán empujando el tema a la vanguardia.
La Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama) y Amerindia, una red de base de grupos católicos de América Latina y el Caribe, consideran el tema tan esencial para la presencia de la Iglesia que han planeado eventos en Roma durante el Sínodo del 2 al 17 de octubre para llamar la atención sobre el tema.
Grupos con sede en EE. UU. también han acudido a Roma en gran número, pero enfocándose en la igualdad de la mujer en la Iglesia —negada durante tanto tiempo—, para abogar no solo por el diaconado sino también por el sacerdocio femenino, y afirman que las mujeres también sienten la llamada al ministerio y no deberían ser excluidas.
Dos mujeres cerca del Vaticano sostienen un par de letras (M y E) de la consigna 'Ordain Women' ['Ordena a las mujeres'] , tras haber rezado para que la Iglesia católica abra el sacerdocio a las mujeres al inicio de la consulta mundial conocida como el Sínodo sobre la Sinodalidad, el 2 de octubre de 2024. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
En vísperas de la apertura del Sínodo de 2024, organizaciones como la Conferencia sobre la Ordenación de Mujeres, Women's Ordination Worldwide y Roman Catholic Womenpriests-USA se reunieron, junto con otros grupos el 1 de octubre en la Basílica de Santa Práxedes en Roma para celebrar una vigilia de oración.
La reverenda Angela Nevitt Meyer, de Roman Catholic Womenpriests, expresó sobre la participación de su organización en la vigilia durante el Sínodo: "Es un testimonio poderoso de nuestra creencia en la renovación y transformación de la Iglesia, centrada en la igualdad y la inclusión de todos". Cuando se inauguró el Sínodo, el 2 de octubre, se unió a otras personas en las cercanías de la Basílica de San Pedro para rezar y dar voz a sus convicciones, instando al Vaticano a "dejar de patear la lata" [seguir postergando] en el camino de la ordenación de mujeres.
Aunque los organizadores del Sínodo han dicho que el tema de las mujeres como diáconos o sacerdotes no formará parte de las discusiones, Meyer se mantiene optimista sobre un futuro en el que la igualdad y la justicia se concreten en la Iglesia, permitiendo la participación de las mujeres en las órdenes sagradas.
"Esperamos que nuestra presencia orante sea recibida no como disidencia, sino como manifestación del Espíritu Santo, que busca unificar la Iglesia al tiempo que celebra su rica diversidad", añadió.
En Estados Unidos, grupos como la Women's Ordination Conference, expresaron su "gran decepción" con el papa Francisco cuando dijo a la presentadora de CBS Evening News Norah O'Donnell, en una entrevista emitida en mayo, que no estaba abierto a la idea de mujeres diáconos "con órdenes sagradas", aunque reconoció que muchas funcionan como tales y "siempre" lo han hecho.
Sus palabras resonaron en lugares como la Iglesia católica de la Santísima Trinidad en Washington, donde el padre jesuita William Kelley dijo en una homilía el 31 de agosto que la respuesta del pontífice "dejó atónitos a muchos" de ellos y "debilitó" su "esperanza". Durante la misa, Kelley pidió la ayuda divina a través de la intercesión de la hermana Theresa Kane, fallecida en agosto, quien —durante la visita a EE. UU., en 1979, del papa Juan Pablo II— dijo: "La Iglesia, en su lucha por ser fiel a su llamada a la reverencia y dignidad de todas las personas, debe responder ofreciendo la posibilidad de que las mujeres, como personas, sean incluidas en todos los ministerios de nuestra Iglesia".
El legado de Kane y su lucha por una Iglesia más inclusiva es una presencia constante entre los grupos estadounidenses que abogan por su ministerio en Roma este mes.
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Díaz afirmó que el planteamiento de los grupos latinoamericanos es un planteamiento a largo plazo.
"No es que a Latinoamérica no le importe, sino que el trabajo tiene que continuar", dijo.
Si el Vaticano aprobara el diaconado para las mujeres, lo único que sería diferente es el reconocimiento de esa labor, indicó.
"Ya las hermanas están llevando adelante el servicio del diaconado, o sea, están predicando en parroquias donde no hay sacerdotes; llevan toda la vida sacramental, litúrgica, la administración de parroquias en zonas que están muy lejos. Entonces, la propuesta del diaconado es más que nada un reconocimiento al trabajo que ya se está dando. Ahora esto, a nivel mundial, es un proceso que tiene que ser largo".
Y eso es algo que muchos en América Latina están dispuestos a aceptar, manifestó.
"Yo sé que las comunidades en Latinoamérica no están molestas con el papa" por sus comentarios, dijo.
Hay temas que requieren reflexión, una visión teológica, así como consideraciones prácticas sobre las necesidades pastorales, aseveró.
"¿Es por la necesidad pastoral, es por el servicio o es el reconocimiento? ¿La propuesta surge a nivel de la necesidad pastoral, o la necesidad femenina de tomar espacios de poder o cosas así?", preguntó. "Si es que esto es justamente para servir mejor al pueblo, para ser semilla del reino, entonces tenemos que trabajar en conjunto", expresó.
Diaz alentó también a los demás a "entablar un diálogo con las hermanas del sur", es decir, con América Latina. Algunos grupos, como Discerning Deacons, ya lo están haciendo, incluso participando en eventos en Roma junto con Ceama.
"Más que salir a protestar, es cómo entramos en diálogo en los espacios en los que se decide y creamos alianzas con sacerdotes, con obispos, [para] trabajar juntos, porque es necesario", dijo. "Porque si no, es una propuesta de competitividad con el clero, y [lo que] queremos [es] un trabajo en conjunto como Iglesia", añadió
Para aquellos como Kelley, sin embargo, el problema no es la competencia, sino los obstáculos que se han interpuesto en el camino de las mujeres que responden a una llamada que Dios ha puesto en ellas, igual que Dios le llamó a él al sacerdocio.
"Nuestra Iglesia ha desperdiciado tanta energía, talento y gracia en nuestra negativa a aceptar la asociación igualitaria con las mujeres en el ministerio y el liderazgo", dijo Kelley en su homilía. "¿Nos conformamos con soportar para siempre esta injusticia que excluye a tantas mujeres católicas, y a los hombres que las respetan, y lo que es más grave, expulsa de nuestra comunidad católica a tantas otras que se niegan a seguir tolerando esta discriminación?", agregó.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 2 de octubre de 2024.