La Confederación Latinoamericana de Religiosos celebró su 64 aniversario el 2 de marzo a través de Zoom y en persona en Bogotá, Colombia. Su presidenta, la Hna. Liliana Franco, a la derecha, dijo que la organización solo podía celebrar el aniversario si seguía comprometida con la construcción de un mundo de igualdad y dignidad. (Imagen: captura de pantalla de GSR)
La presidenta de la organización más numerosa de religiosos de América Latina reflexiona sobre la situación de la región y estima que si bien sigue siendo un lugar de dolor y derramamiento de sangre, también es un espacio donde la Iglesia, incluso la vida religiosa, puede ayudar a los “eternamente excluidos”.
En una celebración por Zoom el 2 de marzo que marcó el 64.º año de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), la hermana Liliana Franco, su presidenta, afirmó que la organización solo podía celebrar el momento si seguía comprometida a construir un mundo de igualdad y dignidad; ese por el cual religiosos en América Latina han luchado durante mucho tiempo.
La hermana Liliana Franco en 2019, poco después de haber sido elegida presidenta de la CLAR. (Foto: archivo GSR)
“Este continente sigue clamando por vida digna, por distribución equitativa de los bienes y de las posibilidades, por causas para la paz y por escenarios en los que sea posible el diálogo y la amistad social de la que nos habla el papa Francisco”, dijo Franco, hermana de la Orden de la Compañía de María, en su discurso de apertura. “Somos los herederos de una historia de anuncio, de misión, de profecía y de martirio”, añadió.
Parte de ese papel profético significa denunciar el abuso, aseveró Franco. “Ahí donde la voz de Dios resuena, invitándonos a no callar ante la corrupción que lo permea a todo; a no callar frente a los abusos que carcomen la identidad de quienes están llamados a ser hermanos”, apuntó.
A fines de 2022, CLAR publicó un informe sobre diferentes tipos de abusos, incluidos los abusos de poder, espirituales y sexuales, que las hermanas han experimentado en América Latina. El informe documenta que en una encuesta a más de 1400 religiosas de América Latina y el Caribe, más de 55.2 % reportaron haber experimentado abuso de poder; 30 %, abuso espiritual y 19.8 % reportó haber sido víctima de abuso sexual.
Los religiosos y religiosas deben optar por una comunidad en la cual “no haya más víctimas de abuso entre nosotros”, dijo Franco.
CLAR, fundada en 1959, representa a religiosas y religiosos en 22 países de América Central y del Sur, así como del Caribe.
Dado que CLAR se fundó unos años antes del Concilio Vaticano II, y antes de una reunión en 1968 en Medellín, Colombia, del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), sus miembros de aquel tiempo tuvieron que acostumbrarse a un cambio de enfoque hacia los marginados y los pobres, relató Franco.
“Las esquinas más empobrecidas del continente fueron habitadas por varones y por mujeres a los que desacomodó el ritmo del Concilio Vaticano II y la Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín”, dijo Franco, y añadió que, sin embargo, ellos y ellas “dejaron ese estatus de confort” y optaron por servir a los pobres y excluidos de la sociedad en un ambiente en el cual “Dios ha sido el protagonista”.
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El discurso de la hermana Franco se dio en un momento de agitación social, económica y política en América Latina. En Perú, protestas que resultaron después de la destitución del presidente y otros problemas políticos a finales de diciembre, dejaron al menos 60 muertos; mientras que Venezuela enfrenta el éxodo de más de 7 millones de sus ciudadanos, quienes escaparon de la espiral generada por una crisis económica y problemas políticos.
A estos casos se suman desafíos similares en Cuba y, particularmente, en Nicaragua, donde la Iglesia católica se encuentra bajo el ataque del Gobierno, que expulsó a las Misioneras de la Caridad en julio de 2022, y condenó al obispo de Matagalpa, el 11 de febrero de 2023, a 26 años de prisión por cargos falsos de terrorismo e incitación a la violencia.
Franco también se refirió al martirio como el lugar “donde todo se fecunda a fuerza de coherencia y de radicalidad evangélica… [y donde] los testimonios son concebidos por el pueblo, porque reconoce la autenticidad del anuncio”.
En este sentido, la hermana de la Orden de la Compañía de María manifestó que los miembros de la CLAR constituyen una línea de testigos, religiosos y religiosas, cuyo camino recorrido, incluyendo el martirio, sirve de inspiración.
América Latina, asegura Franco, es un lugar donde “sigue habiendo muchísimo dolor, sigue habiendo mucha sangre, muchos sistemas que esclavizan, que acorralan, que cooptan la libertad”, pero donde la vida religiosa puede continuar siendo una bendición a través de la profecía, la misión, el martirio y el misticismo.
CLAR solo puede celebrar, agregó, si su “existencia está volcada a ser los testigos que el mundo necesita”, si la frontera que prefieren en este momento “sigue siendo la de los pobres, aquella en la que están los pequeños, los migrantes, las víctimas de trata, los eternamente excluidos”; y si les desvela “el cuidado de la casa común” y no permiten que nada “[robe] la dignidad ni los derechos de nadie en el planeta”.
Los miembros de la organización deben estar unidos, favoreciendo reformas y estando “dispuestos a transformar el corazón y las estructuras”, y creyendo que la vida religiosa tiene “un aporte significativo” durante un momento histórico en el cual algo se está transformando en la Iglesia, sostuvo.
“Con alegría celebremos”, dijo Franco sobre el aniversario, “porque nuestro Dios nos asegura que sigue haciendo camino con nosotros, y lo que nos corresponde es dar la vida”.