Hnas. María Elena Romero, izquierda, y María de la Luz Solorio, Clarisas Capuchinas, rezan la Liturgia de las Horas el 27 de septiembre de 2023 en el Monasterio Verónica Giuliani en Wilmington, Delaware. La vida contemplativa participará en espíritu y orará por personas presentes en el Sínodo para que todas las voces sean escuchadas, dijo Romero. (Foto: GSR/ Rhina Guidos)
Sor María Elena Romero compara el trabajo de la vida contemplativa en este histórico Sínodo de los Obispos con el de la retaguarda, la parte del ejército que cierra la marcha.
"Hay obispos y cardenales, incluso el Santo Padre, que saben que de las comunidades contemplativas puede salir la fuerza para toda la iglesia”, dijo Romero, una hermana Clarisa Capuchina en el Monasterio Verónica Giuliani en Wilmington, Delaware. "Y yo creo que ellos confían mucho, en este caso, en nosotros [la vida contemplativa], que desde aquí les estamos dando un poquito de luz", expresó.
Aunque las mujeres están presentes como miembros votantes por primera vez en un sínodo de obispos, e incluyen religiosas que votarán, la vida contemplativa, físicamente, está ausente de la sala del Sínodo. "[Y sin embargo], no somos ajenas a lo que está pasando [en el sínodo]", dijo Romero.
"Realmente, la responsabilidad que tenemos, realmente es una responsabilidad bastante fuerte, porque esto no se ve; la vida de nosotras no se ve, pero es bastante fuerte", dijo en una entrevista del 27 de septiembre con Global Sisters Report en español. "Por eso yo creo que algunos obispos, incluso el Santo Padre Francisco, tienen mucho en cuenta eso", aseveró.
En septiembre, el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, haciendo eco de un mensaje anterior del papa Francisco, pidió a los católicos que oraran por el Sínodo diciendo que sin oración "no hay Sínodo".
"El Sínodo es ante todo un evento de oración y escucha que involucra no solo a los miembros de la asamblea sinodal, sino a cada persona bautizada, a cada Iglesia particular", escribió Grech en una carta sobre el tema en septiembre. "Todos nosotros, de hecho, estamos llamados en este momento a unirnos en la comunión de oración y en la insistente invocación del Espíritu Santo para que nos guíe en el discernimiento de lo que el Señor pide hoy a su Iglesia", apuntó.
Y eso es exactamente por lo que orarán las hermanas en Wilmington y sus benefactores, quienes a veces se unen a ellas, dijo sor María de la Luz Solorio.
Una comunidad de Clarisas Capuchinas, una orden contemplativa, reza la Liturgia de las Horas el 27 de septiembre de 2023 en el Monasterio Verónica Giuliani en Wilmington, Delaware. Las hermanas dicen que orarán por quienes participan en el Sínodo. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
Como muchas comunidades contemplativas, las Clarisas Capuchinas estructuran su horario diario en torno a la oración y su contacto con el mundo exterior es limitado. Las hermanas en Wilmington permiten algunos momentos para que el público ore con ellas en su pequeña capilla, cerca de un vecindario próximo al concurrido centro de Wilmington. En su caso, eso incluye a muchos inmigrantes de habla hispana y otras personas que tienen contacto con la docena de clarisas, muchas de las cuales provienen originalmente de México.
Funcionarios de la diócesis de Wilmington visitaron la comunidad para explicar de qué se trataba el Sínodo y para pedir que las hermanas se involucraran en él a través de las oraciones individuales y durante la oración comunitaria, dijo a GSR la hermana capuchina Leticia Gómez, quien agregó que las puertas del convento en este momento “están abiertas para cualquiera que quiera venir a orar por esto”.
Solorio dijo que en los círculos contemplativos hay una variedad de formas en que se llevan a cabo los esfuerzos de oración de las hermanas durante el Sínodo, y algunas comunidades contemplativas organizan horas santas o un día entero de oración en el que una persona puede inscribirse para orar una hora por el Sínodo y sus miembros.
Como muchos, las hermanas dijeron que ellas también tienen esperanzas de lo que resulte del proceso. Para ellas, una gran preocupación son las vocaciones; y esperan que, pase lo que pase, más personas se unan a comunidades religiosas, incluida la vida contemplativa. También comparten las preocupaciones de los padres de familia que les llaman, preocupados por la falta de fe en la vida de sus hijos, la falta de unidad y confianza, la erosión de la espiritualidad y el creciente interés en el individuo en lugar de un enfoque comunitario.
Pero también observan con interés el papel de las religiosas y de las mujeres en general en el proceso sinodal.
"Creo que es algo positivo porque esto se está dando por el bien de toda la humanidad. ¿Verdad? Por el bien de la Iglesia y del pueblo de Dios", y eso incluye a las mujeres, dijo Solorio.
Romero compartió preocupaciones sobre lo que el proceso significará para la "tradición" y dijo que le preocupa cómo los cambios podrían afectar los valores de la Iglesia a favor de seguir los vientos de cambio de la humanidad, lo cual no siempre es un buen camino, en su opinión, dijo.
"Entonces digo, ‘sí, se tiene que ver y considerar’, pero todo eso creo que se puede hacer a través de la oración. Y para mí eso es importante también de nosotras como contemplativas: enfocar nuestra vida de oración y pedirle a Dios que nos ayude para poder de aquí sacar esa luz hacia afuera", dijo.
Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 25 de octubre de 2023.