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La hermana canosiana Grasy Rodrigues discute un caso de violación con policias en Mandarem, Goa, India occidental. (Foto: cortesía Grasy Rodrigues)
La hermana Grasy Luisa Rodrigues recibió el Premio al Bien Común en los Premios de las Hermanas contra la Trata de Personas, el 23 de mayo de 2024, en Roma, por salvar a víctimas de la trata durante los últimos 13 años.
La religiosa canosiana también educa a los jóvenes sobre la Ley de Justicia Juvenil de la India, ciberseguridad y explotación en línea, trabajo infantil, salud e higiene, y derechos y protección de la infancia.
Esta hermana de 45 años organiza campañas de sensibilización sobre la trata de seres humanos —en hoteles, colegios, pueblos, escuelas y barrios marginales, con el apoyo de las fuerzas del orden—, ayuda a rehabilitar a los rescatados y colabora con redes como International Justice Mission y Justice and Care.
En 2022, Rodrigues se convirtió en miembro fundadora de Mukti Kiran (Rayo de Liberación), organización que colabora con la policía de Goa para prevenir la trata de personas.
Rodrigues, quien vive en el pueblo de Arambol, en Goa, compartió con Global Sisters Report (GSR) cómo entró en el trabajo social y contribuyó a la sociedad.
GSR: ¿Cómo se siente al recibir este premio?
Rodrigues: Me siento feliz, profundamente conmovida y agradecida a Dios por el reconocimiento que me ha otorgado.
Al mismo tiempo, soy consciente de que este reconocimiento no es solo un logro personal; es un testimonio de los esfuerzos colectivos de las principales partes interesadas, como mis hermanas canosianas, instituciones eclesiásticas, particulares, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, funcionarios de policía, el Movimiento Asiático de Religiosas contra la Trata de Personas (AMRAT) y la unidad india de Talitha Kum, red internacional de vida consagrada contra la trata de personas.
¿Por qué le concedieron este premio?
Los premios se conceden a religiosas que han demostrado un valor, una creatividad y una colaboración excepcionales para proteger a sus comunidades de la trata de seres humanos. Recibí el Premio al Bien Común, entregado por John Studzinski, el presidente [fundador] de la Fundación Arise.
¿Qué le motivó a dedicarse al trabajo social?
Quise ser profesora en mis años de juniorado y daba clases en nuestra escuela de la zona de Andheri, en Bombay. En 2003 mi vida dio un giro. Empecé a tener problemas de garganta, porque soy alérgica al polvo de la tiza. Los médicos me aconsejaron que cambiara de profesión o que me operara. El trabajo de profesora me era muy querido. Hice un retiro de discernimiento y me di cuenta de que Dios tenía otro plan para mí.
Hice un máster en Trabajo Social en la Universidad Femenina SNDT de Mumbai. Al empezar mis estudios, ocurrió un milagro. Mi problema de garganta se curó completamente sin medicación ni cirugía. Lo tomé como una verdadera señal de Dios para dedicarme al ministerio del trabajo social.
¿Está contenta de haber cambiado de misión?
Sí, me siento muy satisfecha. Lo que me impulsa en esta causa es mi inquebrantable creencia en la dignidad y el valor inherentes del ser humano. La trata de seres humanos despoja a las personas de sus derechos más básicos: su libertad y su dignidad.
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Con motivo de la festividad de santa Josefina Bhakita, patrona de las víctimas de la trata de seres humanos, se celebró en la comisaría de Calangute (Goa) una sesión de sensibilización sobre la trata de seres humanos. (Foto: cortesía Grasy Rodrigues)
Santa Josefina Bakhita, religiosa canosiana [de] Sudán (1869-1947) ha sido una fuente de inspiración para mí. Mi carisma canosiano de seguir a Cristo crucificado me obliga a salir a la periferia, donde viven los más pobres entre los pobres.
En 2010, la Hna. Jyoti Pinto, de Betania, que inició AMRAT en la India, me propuso un reto. Ella me dijo que nuestra congregación tiene a santa Josefina Bakhita, y ahora me toca a mí unirme al nuevo foro.
Desde entonces he trabajado para las víctimas de la trata: su prevención, el rescate de las víctimas, acompañándolas a los médicos y rehabilitándolas. También les proporcioné asesoramiento, preparé un informe de investigación sobre el hogar, elaboré un plan de indemnización e inicié una investigación judicial.
¿Cuáles son sus grupos objetivo y cómo les ayuda?
Mujeres, niños, jóvenes, emigrantes, víctimas de la trata de seres humanos y las comunidades de los pueblos. Intentamos atender a sus diversas necesidades: ya sean psicológicas, mentales, emocionales, económicas o educativas.
Les buscamos trabajo y les informamos sobre sus derechos y cuestiones de justicia. Hemos ayudado a formar grupos de autoayuda y a impartir cursos de sastrería, estética y confección de bolsos.
¿Cuenta con el apoyo de su congregación?
Mi congregación es mi mayor apoyo. Nosotras, como comunidad, discutimos, planificamos, evaluamos y ejecutamos los proyectos, así que hay mucha unidad y apoyo colectivo de mis hermanas. Creo que es una misión comunitaria, y siempre encuentro el acompañamiento y el apoyo infinito de mis hermanas en este ministerio.
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¿Algún incidente importante en su ministerio?
Mi primera operación de rescate fue en 2013 en Kamathipura, la zona roja de Mumbay. Conocí a Maya (nombre ficticio), una chica de 16 años, en un burdel. Me dijo: "Didi (hermana mayor), si hubiera venido unas horas antes, me habría salvado de este horror. Anoche abusaron de mí nueve".
Rescatarla fue un punto de inflexión en mi vida. Me permitió conocer la realidad de las mujeres en los burdeles. La habitación poco iluminada de Maya apestaba, con montones de cartones de condones. A través de esta experiencia, Dios me dio más valor para seguir adelante en mi misión. He tenido muchas experiencias así de impactantes.
La trata de seres humanos es un delito en red, y no es fácil luchar contra él. Es un viaje largo y arduo, plagado de contratiempos, retos y riesgos. Pero, con la gracia de Dios, es un viaje que merece la pena emprender, una causa por la que merece la pena luchar.
Quiero librar esta batalla mediante la compasión en acción. Quiero dar un paso cada vez, una víctima cada vez. Esto provocará una transformación en la sociedad, por supuesto, con la gracia de Dios.
¿Tiene algún mensaje para las jóvenes religiosas que quieren dedicarse al trabajo social?
Mi mensaje para ellos es: sean fuertes en la oración, busquen la guía y el discernimiento de Dios en su misión; trabajen en colaboración con sus hermanas y fortalezcan sus redes colectivas. Encontramos esperanza en el poder de la acción colectiva, en el conocimiento de que cuando nos mantenemos unidos, podemos lograr un cambio real y duradero. Seamos peregrinos de esperanza, llevando dignidad, paz y esperanza a cada persona con la que trabajamos.
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La hermana canosiana Grasy Rodrigues dirige una sesión con hijos de trabajadores migrantes sobre los derechos del niño. (Foto: cortesía Grasy Rodrigues)
¿Cuál es la gravedad de la trata de seres humanos en India?
Con frecuencia se trafica con personas a través de India con fines de explotación sexual comercial y trabajo forzado o en régimen de servidumbre [en diversas partes del mundo]. Aunque no se ha realizado ningún estudio fiable sobre el trabajo forzado y en régimen de servidumbre, un estudio calculó que el problema afecta a 8 millones de indios.
Goa es uno de los principales destinos turísticos de India. El turismo desempeña un papel importante en la economía de Goa, pero también impulsa la trata de seres humanos. Un gran número de mujeres y niños son presa de los traficantes, sobre todo en época de afluencia turística. Niños, niñas y mujeres son los más vulnerables a la variada naturaleza de la explotación en Goa.
Los traficantes tienen como objetivo comunidades tribales marginadas, niños sin supervisión en lugares públicos e hijos de emigrantes. Las víctimas del tráfico sexual no son solo indias; proceden de todo el mundo.
Las víctimas son atraídas por agentes (y a veces por personas conocidas de las víctimas) con falsos pretextos de matrimonio o para trabajar en salones de belleza, spas, obras de construcción, [la] industria hotelera o como empleadas domésticas. La 'captación' también se produce a través de las redes sociales y anuncios publicitarios.
En Goa, los medios de transporte son los taxis, [bien sea automóviles o motocicletas]. Estos taxis trasladan a las niñas víctimas de la trata dentro de Goa para atender a los clientes.
Goa es el destino de los agentes para ganar dinero. Se hacen pasar por la pareja de la víctima para evitar sospechas al entrar en la frontera de Goa. Los cabecillas del tráfico se encuentran fuera de Goa y [nunca] son detenidos.
Otro problema en la lucha contra el tráfico es la falta de coordinación entre la policía de origen y la de destino. Goa necesita tribunales especiales para juzgar los casos de trata, ya que es uno de los principales destinos del tráfico sexual. Esto contribuirá a acelerar el juicio, permitirá a la víctima declarar ante el tribunal y facilitará la condena del acusado.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 14 de enero de 2025.