
El Sermón de la montaña, pintura de Carl Bloch, 1877. (Foto: Wikimedia Commons/obra de dominio público)
Nota de la editora: Global Sisters Report en español presenta Al partir el pan, una serie de reflexiones dominicales que nos adentran al camino de Emaús.

«Por aquel tiempo subió a una montaña a orar y se pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a los discípulos, eligió entre ellos a doce y los llamó apóstoles. Bajó con ellos y se detuvo en un llano. Había un gran número de discípulos y un gran gentío del pueblo, venidos de toda Judea, de Jerusalén, de la costa de Tiro y Sidón. Dirigiendo la mirada a los discípulos, les decía: "Felices los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece. Felices los que ahora pasan hambre, porque serán saciados. Felices los que ahora lloran, porque reirán. Felices cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y desprecien su nombre a causa del Hijo del Hombre. Alégrense y llénense de gozo, porque el premio en el cielo es abundante. Del mismo modo los padres de ellos trataron a los profetas. Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen su consuelo!; ¡ay de ustedes, los que ahora están saciados!, porque pasarán hambre; ¡ay de los que ahora ríen!, porque llorarán y harán duelo; ¡ay de ustedes cuando todos los alaben! Del mismo modo los padres de ellos trataron a los falsos profetas"» (Lucas 6, 12-13.17.20-26).
Las bienaventuranzas son el programa del Reino de Dios anunciado por Jesús, y este es el texto del Evangelio de hoy. Pero en esta versión, la de Lucas (el Evangelio de Mateo también tiene este texto en 5, 1-12), además de las bienaventuranzas, encontramos los ‘ayes’, mostrando así el contraste entre los que ponen en práctica los valores del Reino y los que los desechan.
"Recuperemos la dimensión social del Reino de Dios, liberándonos de espiritualismos falsos que nos hacen indiferentes al sufrimiento real de los hermanos": teóloga Consuelo Vélez
Y, como podemos ver, este programa consiste en tener una vida digna y con las condiciones necesarias: la pobreza, el hambre, las lágrimas, la persecución, han de transformarse porque ese es el querer de Dios. A los pobres Dios les dará su reino; a los que tienen hambre serán saciados; los que lloran, reirán; y los perseguidos saben que debido a esa persecución, consecuencia de su fidelidad, no quedarán defraudados de parte de Dios. Por el contrario, los que ahora son ricos no recibirán nada, los que están saciados pasarán hambre, los que ríen, llorarán; y los que ahora reciben alabanzas, comprenderán que son vanas como fueron las que les daban a los falsos profetas.
Por lo tanto, el programa del Reino no es para el más allá, sino que ha de comenzar en el más acá. Muchas veces se ha interpretado mal el texto creyendo que cuando se les dice a los pobres que el Reino de Dios les pertenece, se refiere a que en la vida futura recibirán lo que aquí no tuvieron. Pero justamente Jesús hace presente el Reino con los signos (milagros) que realiza: devuelve la salud a los enfermos, porque en su contexto, la enfermedad implicaba excluirlos de la comunidad al considerarlos pecadores. Jesús los cura para liberarlos de esa situación, posibilitando su reintegro a la comunidad. Lo mismo, al expulsar demonios o sentarse a la mesa con los pecadores mostraba que el Reino de Dios no excluye a nadie. Jesús cambiaba la situación de las personas, haciendo posible la vida plena que Dios quiere para la humanidad.
Recuperemos, por tanto, la dimensión social del Reino de Dios, liberándonos de espiritualismos falsos que nos hacen indiferentes al sufrimiento real de los hermanos. Por el contrario, ser mensajeros de la buena noticia implica comprometerse con las situaciones en el aquí y en el ahora, y buscar transformarlas para garantizar que el Reino se haga presente entre nosotros. Entre muchos ejemplos de esta dimensión social de nuestra fe recordemos, por ejemplo, que el domingo pasado en la catedral de San Diego se convocó a una oración y a una marcha en defensa de los inmigrantes tan amenazados en este tiempo. Una Iglesia que se compromete con las situaciones de cada tiempo presente, es creíble. Ojalá haya muchos más testimonios de este tipo, mostrando que los pobres, los preferidos de Dios, en realidad nos importan y por eso nos comprometemos con cambiar todos los sufrimientos que viven.